Atrapados en la autopista del Sur. El cierre de la carretera GC-1 a la altura de Alcampo por obras, el denso tráfico por el regreso a la ciudad después del fin de semana y un coche averiado se convirtió en la tarde-noche de ayer en un cóctel perfecto para provocar retenciones kilométricas que afectaron a miles de personas que pretendían llegar a sus casas. El tráfico lento dominó durante horas los 30 kilómetros que separan San Agustín de Telde.

"Hace dos horas que estábamos en Playa del Inglés y acabamos de pasar ahora Jinámar", se quejaba anoche uno de los afectados, quien, en tono de broma, aseguraba que habían salido de día del Sur y ya les había cogido la noche en la carretera. Lo hacía poco antes de las 23.00 horas, momento en el que los operarios de carretera del Cabildo de Gran Canaria cerraban la GC-1 a la altura de Alcampo, en sentido norte.

Los preparativos para este corte por mejoras, que se llevan desarrollando desde el pasado 7 de julio entre las 23.00 y las 06.00 horas, agravaron los primeros atascos. "Primero cortaron un carril y después dos", decía otro de los asqueados pasajeros que se pasaron horas en el interior de sus vehículos, quien al llegar al cruce de La Garita veían como eran desviados a Telde para poder continuar hasta sus destinos.

A las diez de la noche, la fila de vehículos llegaba a Arinaga y una hora después aún sobrepasaba el aeropuerto. Sin embargo, los conductores se quejaban de que desde Playa del Inglés ya había retenciones y tráfico lento. En este sentido, fuentes de los equipos de seguridad informaron de que un coche sufrió una avería en el kilómetro 29, a la altura de Vecindario, lo que su vez generó dos efectos: el denominado mirón, que por ende creó el efecto acordeón en el tráfico. Y quienes superaban las retenciones por este incidente se topaban otra cola después debido primero a la alta densidad del tráfico y después al cierre de los carriles para la obra.

El tiempo tampoco ayudó. Desde primera hora de la mañana, la panza de burro se posicionó sobre la capital grancanaria y toda la cara norte de la Isla. Esta vino acompañada de ligeras lloviznas, que animó a muchos a ir hasta el sur para pasar el día en la playa. El regreso de las miles de persona en un corto espacio de tiempo hizo que el cóctel explotara. "Estamos envenenados", decía uno de los afectados, que añadía: "Es espectacular, nunca había visto una cosa así en la Isla", en referencia a las filas de ópticas rojas y blancas que veía por delante y por detrás de su coche.

"Esto es un escándalo", declaraba Rosi Morera, que no dudó en llamar casi a medianoche a los medios de comunicación para saber qué ocurría, por qué llevaba más de dos horas en el coche para intentar llegar a Las Palmas de Gran Canaria desde Arinaga. "Y todavía estoy por Telde", apostillaba. "Creía que había sido un accidente tremendo".