13 de los 18 grancanarios que el pasado lunes se quedaron en tierra en La Habana por la cancelación de su vuelo cuando pretendían regresar a Canarias ya duermen en sus casas. Durante la mañana de ayer, los afectados aterrizaron en Gran Canaria cuatro días después de lo previsto. "Con Cubana [de Aviación] no vuelvo a volar ni gratis", se quejaba José Luis Martínez, uno de los afectados, quien aseguraba que fueron bien tratados, durmieron en buenos hoteles y pusieron a su disposición todas las comidas; sin embargo, durante dos días apenas tuvieron información y se sintieron atrapados al no poder salir de los instalaciones donde fueron alojados.

"Pues mira, bien y mal". Así contestaba Martínez a la pregunta de cómo se encontraban después del largo viaje de vuelta, que les llevó primero desde Santiago de Cuba hasta el aeropuerto de Barajas, en el que tomaron tierra a las tres de la madrugada; y después hasta Gran Canaria, donde, al final, llegaron en torno a las diez de la mañana. "Bien porque estábamos en buenos hoteles, pero mal porque estábamos allí medio secuestrados", añadía.

La odisea de este grupo, la mayoría de ellos vecinos de La Aldea de San Nicolás, comenzó el lunes. A las cuatro de la tarde tenían previsto volar a Madrid desde el aeropuerto José Martí de La Habana en un avión de fabricación rusa de Cubana de Aviación, un Ilyushin Il-96 fabricado en 2006, para poner fin a 16 días de viaje por el país caribeño. Una avería en el aparato hizo que el vuelo se cancelara. Vuelta a la capital cubana, donde permanecieron dos días sin tener noticias sobre qué pasaría con ellos, cuando saldrían hacia España.

"El miércoles, a las doce y media de la noche, nos llaman y nos dicen que nos recogen a las seis de la mañana, que nos vamos para Santiago [de Cuba] y que de allí volaríamos el viernes a Madrid", cuenta Martínez. Antes, cinco personas del grupo decidieron adquirir por su propia cuenta unos billetes con Iberia para regresar por cuestiones de trabajo. Desembolsaron unos 650 euros. El resto esperó pacientemente primero en La Habana y después en Santiago, donde fueron alojados en hoteles de cuatro y cinco estrellas. Todo de lujo, pero tenían que permanecer en las proximidades porque no sabían cuando iba a salir su vuelo. "Si nos dicen el lunes, cuando suspendieron el vuelo, que hasta el viernes no salimos, lo hubiésemos aprovechado", apunta José Luis Martínez, quien agrega que la incertidumbre que vivieron esos días "fue lo peor". "No sabíamos cuándo íbamos a volver".

Así hasta que el viernes Cubana de Aviación les puso un avión fletado a la compañía española Plus Ultra, que les trasladó hasta Madrid y en la mañana de ayer una aeronave de Iberia hizo lo propio hasta Gran Canaria, previo pago de 120 euros cada uno. Ahora, un grupo de seis afectados apenas tiene tiempo para deshacer la maleta. El martes vuelven a coger los bártulos para emprender una nueva aventura, esta vez por Perú. Otros, en cambio, tendrán que empezar a lidiar con la aerolínea cubana y los seguros para conseguir una indemnización y que además haga frente a los gastos ocasionados por el retraso.