Las llamas devoró todo lo que se encontraba por delante en cuestión de segundos. Sin embargo, los cuatro trabajadores que estaban en las instalaciones de Buggy Pirates, donde el pasado lunes se originó un incendio que calcinó un total de 16 vehículos en el barranco de Ayagaures, lucharon por tratar de salvar el mayor número de coches. "Nos jugamos la vida", afirma uno de los testigos de lo ocurrido, quien prefiere mantener el anonimato. A ellos se unieron los agentes de la Policía Nacional, los primeros en personarse en el lugar y que también se pusieron a los mandos de los automóviles turísticos antes de que las llamas se hicieran dueñas del taller y arrasaran con todo lo que se les puso por delante, además de provocar el desalojo del parque acuático Aqualand donde más de 2.000 personas disfrutaban de un día de verano.

Según este testimonio, todo comenzó en un tanque de combustible de un Cabrio, un jeep de dos plazas y cuyos materiales de recubrimiento están fabricados sobre todo en plástico. Cuando se encontraban realizando labores de mantenimiento de los vehículos, uno de los operarios lo puso en marcha y comprobó que en el depósito se había iniciado un incendio que estiman que pudo estar provocado por un cortocircuito. Estos trataron de apagar las llamas con lo primero que tuvieron a mano: extintores y diferentes prendas, como toallas y camisetas, mojadas en agua para "ahogar el fuego". Tanto que uno de los trabajadores sufrió quemaduras en una de sus piernas al tratar de evitar que siguieran propagándose.

Hubo un momento en que pensaron que podrían apagarlo. "Le dimos con el extintor, pero de repente hubo como una explosión y ya no pudimos hacer nada". El fuego ya se había extendido por la nave, en la que se guardaban más de una treintena de vehículos. "Corrió como la pólvora", alimentándose además de las estructuras de madera que había en el techo de las instalaciones. Mientras tanto, los recursos de emergencia ya habían sido alertados. Cuando los agentes de la Policía Nacional se personaron, vieron cómo las cuatro personas -dos cámaras, un guía y un mecánico- se afanaban en retirar los coches.

Los agentes colaboraron para movilizar los automóviles que no se encontraban próximos a las llamas, como informó ayer la Jefatura Superior de Policía de Canarias en un comunicado. Estos intentaron hasta el último momento, junto con los trabajadores, salvar el máximo número de vehículos hasta conseguir sacar 22, varios de ellos Renault Twizy que se alimentan de electricidad, buggies y los mencionados cabrio jeep. Hubo un momento en el que los policías ordenaron a los operarios que salieran, que abandonaran el local ante el tamaño de las llamas que alcanzaron varios metros de altura lo que generó, a su vez, una intensa columna de humo negro provocado por el plástico y los neumáticos que había en el taller. Además, los funcionarios se percataron de que uno de los operarios tenía quemaduras en una de sus piernas, por lo que procedieron a atenderlo en primera instancia hasta la llegada de los recursos sanitarios.

En este sentido, el testigo se queja de la tardanza de los efectivos. Asegura que los bomberos "tardaron como una hora"; un tiempo que, sin embargo, niegan desde el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que precisaron que lo hicieron en cuestión de minutos. No obstante, el parque de San Fernando se encuentra a escasos 3 kilómetros del lugar en el que se iniciaron las llamas, cuyo tiempo estimado en cubrirlo para un vehículo privado es de unos cinco minutos. Ya la concejala del área de Seguridad del Consistorio, Inés Rodríguez, resaltó el trabajo realizado por los componentes del cuerpo que consiguieron controlar las llamas en cuestión de una hora; felicitación a la que se unieron los bomberos del Consorcio del parque de Arinaga, que acudieron para colaborar en las tareas para apagar las llamas.

Sobre las diez de la noche se dieron por concluidas las labores de extinción del incendio, que afectó a un total de 16 vehículos y las instalaciones de Buggy Pirates, que quedaron prácticamente calcinadas; además de una cocina y un salón de La Perla, un local de restauración preparado para la celebración de eventos. En total, entre el 70 y el 80% del complejo resultó afectado, quedando a salvo las pistas de padel y parte de la zona al aire libre. Por su parte, el operario que sufrió quemaduras fue trasladado en ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) al centro de salud de Maspalomas, donde fue atendido y dado de alta horas después del siniestro.

Los agentes de la Policía Nacional iniciaron una investigación para determinar qué provocó el incendio. En un primer momento se informó de que se una de las hipótesis era que se había producido durante los trabajos de soldadura, aunque el testigo lo achacó a un cortocircuito al poner en marcha el jeep, que generó las llamas en el depósito de combustible del vehículo y se propagó rápidamente por la estructura de plástico del mismo.

Durante la mañana de ayer, en las inmediaciones de las instalaciones aún quedaba en el ambiente un fuerte olor a quemado y en el interior del edificio sobresalían todavía pequeños rescoldos. A primera hora, los bomberos de San Bartolomé de Tirajana acudieron al lugar de los hechos para precintar las instalaciones e impedir el paso de los numerosos curiosos que se acercaron para presenciar los daños ocasionados por las llamas sobre las distintas infraestructuras.

Hasta ayer, los propietarios de las instalaciones afectadas aún no habían cuantificado los daños, pero se presume una cantidad elevada dado que el restaurante afectado se había reformado recientemente según explicaron fuentes municipales.