Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1929, sus inclinaciones artisticas lo llevarían a temprana edad a cursar estudios en la Escuela Luján Pérez de la mano del escultor y maestro Abraham Cárdenes, quién al ver las facultades de su pupilo lo encauzó para que continuara sus estudios en Madrid, luego en Italia y, finalmente, en París donde se afincó de por vida y proyectó su carrera exponiendo sus obras en países como: Francia, Bélgica, Reino Unido, Luxemburgo, Bulgaria, Suiza, Italia, Rusia y EEUU, llegando a ser Vicepresidente del Salón de Otoño de París.

Fue en la capital de Francia donde conoció a Picasso y a Dalí, siendo su casa -con el paso de los años- un punto de referencia para la gente de su generación grancanaria que llega- ba a la ciudad del Sena buscando un hueco en el mundillo artístico. La única vez que expuso en Espa-ña lo hizo en el Museo de la Siderurgia y la Minería en Sabero (León) en 2009, un espacio donde siglo y medio antes se fundía y forjaba el hierro.

Conocí a Ángel-Peres (Lito en el entorno familiar) a través de sus sobrinos nietos Yolanda Jiménez Pérez y David Delgado Santana. De carácter afable y buen conversador, recorrimos Gran Canaria y luego lo visité en su estudio en París. Hierro, bronce, madera, piedra, mármol, resinas, yeso y tierra cocida eran sus materiales habituales para modelar los cuerpos, sobre todo de mujeres, al estilo de aquellos maestros renacentistas y últimos románticos.

Murió al igual que vivió, sin molestar, sumido en sus cavilaciones artísticas. La única obra que nos queda de Ángel en la Isla es el busto de su maestro Abraham Cárdenes en el museo del pueblo de Tejeda. Descansa en Paz.

José Antonio Godoy Rodríguez