Hace más de cincuenta años conocí a un joven con muchos deseos de triunfar en la vida. El estaba buscando trabajo y yo estaba creando la plantilla para iniciar un período de éxito de una compañía americana, pionera como fabricante de máquinas de contabilidad y computadoras electrónicas, labor para la que me trasladé a Canarias a finales de 1966. Le hice saber que era imprescindible someterse a unos test de selección. Obtuvo un 100% de éxito e ingresó en NCR. Inmediatamente tuvo que marchar a Madrid y Barcelona para prepararse como programador, labor que desempeñó con éxito, durante varios años, ganándose el reconocimiento de las empresas canarias en las que puso en marcha los modernos sistemas informáticos de aquella época.

Más adelante su inquietud le llevó a firmar con Frucasa, pujante empresa portuaria del empresario tinerfeño Florentín Castro y más tarde en Gemasa donde fue contratado como Jefe de Administración. Allí se reencontró con un antiguo compañero de estudios, Germán Suárez, que desempeñaba la dirección general, hasta que el grupo se disolvió. Después de trabajar en varias empresas comerciales, recibió la llamada de su antiguo amigo Germán para incorporarse a Lavinia, una empresa potente, con socios griegos. En 1989 Davinia adquirió Asticán, los astilleros del puerto de Las Palmas de Gran Canaria, propiedad del antiguo Instituto Nacional de Industria. Como presidente, lo primero que hizo Germán Suárez fue nombrar su gran amigo director financiero y administrativo y pronto le responsabilizó como consejero delegado. Desde entonces, Pepe Juan ha sido una persona de máxima confianza en los negocios del grupo griego-canario.

La sorpresiva muerte de Germán Suárez recientemente, fue como si una maza golpeará todo el cuerpo de Pepe Juan. Su buena salud se resintió y, desde entonces, las visitas a los médicos se prodigaron más de la cuenta, hasta que recogió el pasaporte para emprender el viaje junto a su querido amigo. Todos los que hemos tenido el privilegio de su amistad coincidimos en valorar las cualidades excepcionales de Pepe Juan. Hombre inquieto, interesado en conocer algo nuevo cada día, tenía gran facilidad en captar la esencia de todo lo que le rodeaba, dando la impresión de ser una gran enciclopedia humana. Con la base de sus estudios en la antigua Escuela de Comercio de Las Palmas, se especializó en la gerencia financiera y administrativa, consiguiendo en grandes éxitos dentro de la expansión continuada de Astican en los últimos años, como fue la incorporación de los Astilleros de Santander al ser adquiridos por el Grupo.

Si ejemplar fue su trayectoria empresarial, como esposo, padre y abuelo se le puede considerar modélico. Su esposa Tere, el amor de toda su vida desde su matrimonio en 1967, ha educado con plena dedicación a sus cuatro hijas. Fátima, Montse, mi ahijada Begoña y Lourdes quienes han estado siempre a su lado durante los años de familia ejemplar, así como en los últimos meses de lucha con la terrible enfermedad, ofreciéndole su cariño y acompañando a su madre que con toda entereza ha estado noche y día a su lado.

Somos muchos los amigos y familiares, como su hermana Raquel y sus yernos, los que lloramos la pérdida de este gran hombre que destacó tanto por su inteligencia, profesionalidad, y dedicación al trabajo, como por sus inolvidables cualidades humanas.

Querido Pepe Juan: al sentarte de tertulia junto a tus amigos Germán Suárez, Sergio Alonso y Manolo Marrero, coméntales lo mucho que les recordamos a todos desde aquí. La amistad de ellos ha sido tan enriquecedora que, gracias a ella, tenemos mucho bueno en común.