Al igual que hay personas imprescindibles, en lenguaje brechtiano, están también las inclasificables; aquellas que se despliegan y multiplican de tal modo que no encajan en el corsé de una definición. Esto nos ocurre con el abogado Jesús Zabaleta Arias, entrañable compañero universitario en los años finales de la década de los 50 y comienzos de los 60 del pasado siglo en los que cursamos Derecho en La Laguna. De aquel entrañable trato surgió una amistad entrañabilísima, jamás rota, sólo, desde hace unos días, interrumpida porque Padre Dios se lo llevó con Él.

No es decir mucho recordar a Jesús como importante hombre del Derecho, desde el bello ejercicio de la abogacía, profesión a la que se dedicó en cuerpo y alma durante más de cincuenta años. Pero, en verdad, es difícil hacer un recuento total de lo vivido con el amigo Jesús Zabaleta en los años que compartimos el estudio del Derecho en la Universidad de La Laguna y el cultivo de una amistad que abarcaba todos los campos, especialmente el fútbol, deporte que no tuvo secretos para él y sobre el que desplegó una exquisita e inigualable memoria sobre la historia de su desarrollo en los más recónditos detalles. El periodista que escribe esta necrología sobre el amigo y compañero Jesús Zabaleta no puede abstenerse de hablar en primera persona y dejar de lado las emociones experimentadas en el quehacer diario en los asuntos que tocan glosar en la transmisión de los sentimientos que embriagan alma y espíritu desde que nos llegó la noticia del definitivo viaje que Jesús realizó al encuentro del Padre, máxime cuando aquélla la supimos avanzada la mañana del martes y estábamos en Tunte, capital del municipio de la Villa de San Bartolomé de Tirajana, y era materialmente imposible trasladarnos al Tanatorio San Miguel. No ha sido fácil para mí, lo confieso con sinceridad. Ni siquiera utilizar el teléfono y llamar a Ana María Arrese, su esposa.

El viernes, día 6, a las siete de la tarde, en la parroquia Santa María del Mar, se oficiará una misa funeral. Allí estaremos junto a su esposa, Ana María Arrese; hija, Ana; nieta Raquel; bisnieta, Dalia; hermano Antonio; y su sobrino, Alejandro, muy estimado compañero periodista. Descansa en paz amigo Jesús Zabaleta.