La calle Cura Navarro se levantó hoy por la mañana con un estruendo que llenó la vía principal de La Atalaya de la Villa de Santa Brígida de humo y escombros esparcidos por los adoquines. A las 11.20 horas fue avisada la Policía Local del municipio del derrumbe del número 25, una casa de unos 200 años deshabitada durante más de una década que afectó a un coche que pasaba por la vía en ese momento. La conductora, una mujer de 38 años, fue trasladada al Hospital Doctor Negrín con contunsiones. A lo largo de la tarde, ha recibido el alta médica del centro.

El alcalde Miguel Jorge Blanco notificó que con carácter inmediato se procedería a limpiar la zona y a gestionar las necesidades de los vecinos que se encuentran en las casas colindantes. En un primer momento, se pronosticó el traslado de los afectados por prevención ante posibles riesgos de aislamiento, pero debido a la avanzada edad de las personas que habitan estas viviendas y al salto elevado que hay desde la entrada al callejón trasero obstruido, se ha preferido instalar un pasadizo que conecte los edificios a la calle. Además, los perjudicados aseguran que se hayan en buen estado y que mientras tanto permanecerán en sus hogares.

El dueño del local lamenta lo ocurrido y valora que no se hayan producido pérdidas materiales o humanas puesto que la propiedad llevaba tiempo en desuso. Trasladó su preocupación por la joven siniestrada y confirmó que se encontraba en buen estado de salud tras haberse interesado por ella.

"Todos los vecinos colindantes están bien con sus familiares", aseguró Martín Sosa, concejal de Urbanismo y Vivienda del consistorio. A su vez, comentó que "quedan restos de la vivienda en pie y ante el riesgo de nuevos derrumbes se procederá a echarla abajo por completo". La antigüedad del edificio y su evidente deterioro provocó el desplome de la parte central y techo dejando visible el interior de la construcción. En pie solo quedaron las paredes laterales de la casa que ha permanecido cerrada este último tiempo, condición que ha permitido que no hubiera ninguna víctima directa. En frente, el restaurante pizzería Ca' Love se mantuvo cerrado al público.

Por tanto, su dueña, ante el revuelo de la mañana y viendo que le sería imposible abrir su negocio, se fue, como comentaron los allegados que asistían a la limpieza de los escombros. "Se prevé que los técnicos estén realizando los análisis durante, mínimo, una semana", valoró el edil, "entre si valoran, limpian, tiran los cascoques y demás". Acerca de las inmediaciones del barrio y las afectaciones al entramado público, especificó que la pared de la casa al haber cedido ha obstaculizado el pasadizo de atrás.

Durante la tarde de ayer viernes los técnicos de UNELCO revisaron las instalaciones eléctricas y se procedió a despejar los restos de la construcción. Mientras tanto, se procedió al acordonamiento de la vía principal y el corte al tráfico para los vehículos de la zona. La llegada de los medios de comunicación y de los curiosos aglomeró en pocos minutos a varias personas que preguntaban sobre los hechos.

Cuerpos de seguridad

Al lugar del incidente acudieron los bomberos del Consorcio de Gran Canaria así como los efectivos de Protección Civil y agentes de la Policía Local. El jefe de la unidad policial comentó que haría falta "paciencia" para las siguientes jornadas pues se espera que no se despeje completamente hasta dentro de varios días. El miembro de la unidad policial atribuyó la caída de los cimientos a las filtraciones de agua: "Cedieron las paredes antiguas y se han caído". Las lluvias acaecidas durante las últimas semanas así como la humedad de la región podrían haber afectado.

Las primeras en dar el aviso fueron dos profesoras del Instituto de San Mateo que se encontraban en las inmediaciones con su alumnado. Tras oír el estruendo, se acercaron y vieron que un coche había quedado cubierto por los cascotes del edificio. Inmediatamente, llamaron al Centro de Salud y avisaron de la llegada de la convaleciente que esperaba la asistencia de la ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC).

Varios vecinos comentaron que durante días atrás pudieron apreciar que se inclinaba el inmueble. Sin embargo, no se dio aviso de este suceso.

La parroquia San Cristo Milagroso y su plazoleta tranquila es el inicio de la carrera que conduce el IES La Atalaya pasando por delante del supermercado SPAR donde seguían las compras de media mañana. Un poco más allá, el bar Juansito reunían a los mayores que comentaban lo que había sucedido en el conocido antiguamente como el bar Bocoy y la Asociación de Vecinos se manteía abierta para atender a los recién llegados. La red eléctrica se descolgaba de la fachada, un pequeño susto que removió la rutina de la villa. Eso le ocurrió a un vecino que venía de hacer la compra minutos antes del derrumbe. De repente, vio a través del móvil de su nieto las imágenes del suceso que ha concluido con el alta médica de la mujer que sufrió el accidente.