Ya están en tierra. Con visibles muestras de agotamiento, los once supervivientes del cayuco que el pasado viernes fue encontrado a unos 800 kilómetros al sur de El Hierro llegaron al puerto de La Luz, donde desembarcaron en buen estado de salud después de recobrar fuerzas durante los dos últimos días. Junto a ellos iba el cadáver de otro ocupante de la infraembarcación, quien falleció después de la operación de rescate realizada por el carguero Unisea, el potacontenedores Traiguen y el pesquero Batiola. Debido a las duras condiciones del mar tardaron 17 horas en poder poner a salvo a los 20 migrantes que iban a bordo, de los cuales ocho fueron evacuados en helicóptero hasta El Hierro por su mal estado de salud. Una mujer murió horas después de ingresar en un hospital de Tenerife por deshidratación severa.

La historia de este grupo de migrantes se inicia hace entre 10 y 14 días, según manifestaron ellos mismos a su llegada a la capital grancanaria. Desde un punto aún por determinar de la costa africana zarparon con dirección al Archipiélago. Sin embargo, según señaló el portavoz de Cruz Roja, José Antonio Rodríguez Verona, los ocupantes se pudieron desorientar y siguieron rumbo hacia el continente americano. Sin comida ni bebida, navegaban alejándose de las Islas hasta que el pasado viernes, en torno a las 19.10 horas, el pesquero marroquí Batiola daba la alerta de la presencia de una infraembarcación con una veintena de subsaharianos en el interior. La localización: unas 450 millas náuticas al sur de El Hierro, entre los archipiélagos de Cabo Verde y Canarias.

La tripulación informó de que debido al pequeño tamaño del barco -24 metros de eslora- y a las malas condiciones del mar era imposible que los migrantes, quienes ya presentaban síntomas de deshidratación y desnutrición, pudieran subir hasta la cubierta. Por ello, el rescate se pospuso hasta el día siguiente. Entre tanto, se movilizaron otros dos buques: el Traiguen y el Unisea. Este último, que cubría la ruta entre Mindelo (Cabo Verde) y La Luz, se desvío de su trayectoria inicial para proceder a ayudar a los 20 ocupantes. La operación para poner a salvo a los migrantes se realizó un día después, el sábado 8 de febrero sobre las 13.00 horas, según informaron fuentes de Salvamento Marítimo.

El rescate se desarrolló con suma delicadeza debido a las malas condiciones meteorológicas. El Traiguen, un enorme portacontenedores de 300 metros de eslora, se puso a socaire para amainar el embate de las olas, el Unisea se acercó a la patera para que parte de los migrantes pudieran subir por sus propios medios a través de la escalera por la que acceden los prácticos. Aquellos que estaban en peores condiciones, por su parte, tuvieron que ser izados con una grúa, precisaron otras fuentes consultadas.

Los helicóptero del Ejército del Aire fueron los encargados de realizar el traslado hasta El Hierro. Tuvieron que esperar hasta el domingo, cuando el buque estaba a una distancia que la autonomía de los SuperPuma permitiera volar con seguridad para regresar a tierra. Mientras tanto, los once tripulantes del mercante atendieron en todo momento a los migrantes, a quienes proporcionaron sus ropas, líquidos y alimentos para que recuperaran fuerza. La noticia negativa se producía poco después del rescate, cuando el capitán informó a Salvamento Marítimo de que uno de los migrantes había fallecido en el buque.

Así, el domingo, el Ejército del Aire comenzó el operativo para rescatar a los ocho que presentaban peor estado de salud. Lo hizo con dos helicópteros SuperPuma del Grupo 82 de Rescate Aéreo (SAR) del Ala 46, que recibieron el apoyo de un avión CN235 Viga que hizo de puente de las comunicaciones. Los ocho migrantes fueron traslados hasta la isla del Meridiano en primera instancia, donde ingresaron en un hospital excepto una de ellas, que fue evacuada hasta un hospital de Tenerife donde falleció por deshidratación. Los otros 11 supervivientes siguieron en el barco que navegaba con destino al puerto de La Luz.

El buque, consignado por Canarship, llegó al muelle León y Castillo sobre las seis y cuarto de la tarde. En el dique, decenas de efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Portuaria, Cruz Roja y Servicio de Urgencias Canario (SUC) esperaban para atender a los migrantes. También lo hacían psicólogos de la oenegé después de que la tripulación solicitara ayuda psicológica, aunque finalmente no tuvieron que ser atendidos, de acuerdo con lo indicó Rodríguez Verona.

Los once supervivientes, entre ellos dos mujeres, consiguieron abandonar el Unisea con visibles muestras de agotamiento, apoyados en dos policías nacionales para poder caminar por la escalerilla. Ya en tierra, fueron atendidos por voluntarios de Cruz Roja, que corroboraron que todos se encontraban en buen estado de salud por lo que fueron derivados a la comisaría de la Policía Nacional para proceder a tomarles declaración. Estos mismos agentes se encargaron de bajar el cadáver del migrante fallecido, de unos 24 años. En el mercante, que navegaba sin carga y tenía previsto realizar una parada técnica en la capital para avituallarse y cargar combustible, se encontraban los once tripulantes de nacionalidad ucraniana y filipina, quienes fueron felicitados por el difícil rescate que habían realizado y gracias al cual habían salvado la vida de 18 personas que el pasado viernes navegaban con destino a una muerte segura.

Con las dos víctimas en la patera rescatada el pasado viernes son ya cuatro los migrantes fallecidos este año en la ruta del Atlántico, que se reactivó durante la segunda mitad del año pasado ante el aumento de seguridad en el Mediterráneo. Asimismo, en lo que va de año han sido rescatadas en las Islas 897 personas, una cifra que supone un incremento del 1.259% en comparación con el periodo 1 de enero y 15 de febrero de 2019, cuando llegaron a Canarias 66 migrantes.