Un padre de tres hijos golpeó en la cara a un tripulante de cabina tras tratar de malas maneras a otros pasajeros. La situación dantesca en el avión con insultos, agresiones verbales y físicas a los tripulantes acabó con el hombre esposado y detenido por la policía de la ciudad británica de Mánchester, no pudiendo disfrutar de la despedida de soltero a la que iba a ir Tenerife. Tras el juicio quedó libre tras alegar "estrés por cuidar de sus hijos".

J.G. se encontraba borracho al subir al avión, "por estar estresado al cuidar de sus hijos". Se negó a mostrar su tarjeta de embarque ya que "sabía dónde iba a sentarse", un asiento junto a la salida de emergencia que no era el suyo. Tras pedirle un miembro de la tripulación que fuera a su asiento, empezó a gritarla, negándose a bajar el tono de la conversación: "Gritaré si me da la gana", vociferaba.

La situación no quedó ahí. El asistente de vuelo le pidió de forma reiterada que guardara la chaqueta en el compartimento, a lo que se negó, acabando de insultar también a la pasajera que se encontraba sentada junto a él. El sobrecargo de vuelo se sentó y empezó a tomar notas de la situación, momento en el que J.G. le propinó un puñetazo que hizo que chocara su cara con la puerta del avión, teniendo que dejar el vuelo.

Con quince condenas anteriores por 25 delitos, incluyendo la posesión de arma de juego, en su defensa durante el juicio del incidente, que ocurrió en mayo de 2018, su abogado afirmó que "es un hombre de familia y un padre devoto. Al tomar el vuelo se encontraba en un momento de dolor porque su hija había intentado suicidarse dos semanas antes". Las palabras de la juez no parecen apiadarse del hombre "te comportaste como un matón borracho y abusón con los que te rodean. Te acercaste al asistente y le golpeaste en la cara por estar haciendo su trabajo... Es imperdonable".

Finalmente quedó libre, aunque está obligado a pagar una multa de aproximadamente 500 euros.