Las denuncias de tres personas que tienen a sus familiares internos en la residencia de mayores Obispo Javier Azagra de El Palmar, en Murcia, dependiente del IMAS, ha llevado a la Policía Nacional a abrir una investigación que les llevó el pasado 20 de febrero a personarse en estas instalaciones con una forense que se encargó de examinar y hablar con las personas que viven en ella.

Una de las denunciantes, que prefiere mantener el anonimato y que tiene a su madre en este centro público desde el año 2018, ha facilitado fotografías y diversos datos a los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional, encargados de la investigación y explica a La Opinión de Murcia que "a los cuatro o cinco meses de ingresar noté que no estaba bien atendida, los tienen con pañales sin cambiar durante horas, cuando por experiencia, porque trabajo en un hospital, debe haber una atención constante. Esto genera un fuerte olor y corren el riesgo de sufrir heridas en la piel y tener infecciones".

Además, afirma que "mi madre y otros residentes tienen numerosos hematomas porque no saben cogerlos bien y se encuentran desatendidos". Esta mujer, hija de una residente, insiste en que la situación más grave «es el maltrato psicológico, ya que les meten miedo en el cuerpo, les dicen que van a terminar abandonados y cuando he ido de visita escucho hasta insultos a los mayores, no les tratan con el respeto que merecen".

Ella es una de los tres familiares que han denunciado esta situación para intentar que se tomen medidas (uno ante la Guardia Civil y dos ante la Policía Nacional), según indica, "así como otros que han corroborado las acusaciones que nosotros hemos hecho". Aunque sostiene que algunos familiares no lo han hecho por miedo a represalias con sus allegados.

La residencia Obispo Javier Azagra tiene capacidad para unos 130 usuarios y está funcionando desde hace diez años. Entre las comprobaciones que llevó a cabo la forense destaca también el control de los medicamentos que toman estos ancianos y que son administrados por el personal del centro, con el objetivo de comprobar que se ajustaba a sus tratamientos, ya que estas instalaciones estuvieron durante meses sin cubrir la plaza de médico que había quedado vacante.

Falta de supervisión

Otra de las denuncias que los familiares han hecho llegar a la Policía es la posible falta de supervisión de los mayores que allí residen. La hija de una de ellas asegura que en varias ocasiones ha llegado al centro y nadie sabía dónde estaba su madre, una mujer de 88 años con párkinson y demencia. "Recuerdo que en una de las visitas no la encontraban, no estaba en la sala, ni en el jardín, la buscamos en la zona de peluquería y en el podólogo y no dábamos con ella. Hasta que la encontramos encerrada en el baño", por lo que reclamó más atención y "nadie sabía decirme qué había pasado, sólo se echaban las culpas de unos a otros sobre a quién correspondía la vigilancia".

Además, no está de acuerdo sobre la forma en la que la forense hizo su trabajo y afirma que ésta "habló con los mayores en una habitación en la que también estaban las supervisoras" y se pregunta "cómo pretendía que dijeran nada delante de ellas".

Esta Redacción ha preguntado a la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social por el estado de la investigación o por si se ha tomado alguna medida en este centro dependiente del IMAS mientras que este proceso se resuelve y sostienen que al estar el asunto judicializado prefieren no hacer declaraciones sobre el tema hasta que se resuelva.