"¡Súper 'Bebé'! Siempre fuiste y serás el mayor guerrero y ejemplo de superación para todos. Descansa en paz como te mereces. Te amo mi hermanito pequeño". Con estas palabras y un collage de fotos se despedía el boxeador grancanario Aramis Torres de Yeray García Soto 'Bebé', el niño con el que peleó todo el boxeo canario y gran parte del deporte y la sociedad isleña. Hijo de Yeray 'el Pera', el pequeño Yeray falleció en la madrugada de hoy en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, donde había sido ingresado por última vez hace unos meses atrás.

Y es que gran parte de la vida de Yeray García 'Bebe' fue pelear contra un tumor que quebró su vida, pero nunca su determinación y ganas por vivir. Un sinfín de operaciones y visitas al médico que empezaron con solo 8 años, cuando le detectaron un tumor cerebral, que tras ser extirpado se reprodujo de nuevo. Futbolero, 'Bebé' pasó por la escuela de la Unión Deportiva Las Palmas y por la cadena del Atlético Gran Canaria.

Tras la segunda gran intervención para escapar del segundo tumor cerebral, su familia inició una campaña para recaudar fondos y financiar la costosa rehabilitación en de su hijo en el Instituto Guttmann de Barcelona, centro referencia de casos como el suyo. Un proceso largo y costoso que Yeray García 'el Pera' pudo costear gracias a la solidaridad de miles de canarios compraron sus pulseras o camisetas. También con la recaudación de eventos deportivos como veladas de boxeo, no solo en territorio canario, y un partido benéfico de fútbol sala con Jonathan Viera y Vitolo como maestros de ceremonias. Allí también participaron Juan Carlos Valerón, el luchador Juan Espino, Vicente Gómez, el humorista Kike Pérez, las hermanas Ruano o Pacuco Rosales como entrenador, entre otros.

Las secuelas de la primera operación, nunca le quitaron las ganas de vivir. Tampoco las de la segunda, más dura y grave aún. Cada sonrisa, cada gesto que tenía era una enseñanza para su familia, para su padre Yeray, para su madre Yvonne y sus hermanas Arima y Yanira. Y ese es el gran legado que dejó en todo su entorno: las ganas y el amor por la vida.

D.E.P