Las alarmas volvieron a sonar anoche en Gran Canaria. Después de una jornada con temperaturas extremas que superaron los 34 grados en distintos puntos de la geografía insular, el aviso de la aparición de fuegos sobre las ocho de la tarde en San Mateo, y también en Arucas y Teror coincidentes en el tiempo despertó una enorme inquietud, por el recuerdo de los grandes incendios del pasado mes de agosto. En esta ocasión, los equipos desplegados en la zona lograron estabilizar en menos de dos horas el incendio de Las Lagunetas, que en principio ha afectado a una hectárea, mientras en la zona aruquense se quedó en casi 30 metros cuadrados de superficie afectada. En cambio, se busca ahora a quien dio una falso aviso en la Villa mariana.

La apertura este fin de semana del parque de bomberos de Tejeda por la declaración de alerta por riesgo de incendio ante las altas temperaturas puede haber sido clave para que las llamaradas iniciadas en el comienzo del barranco de La Mina, en San Mateo, se haya quedado, al menos hasta anoche, en un buen susto, ya que fueron ellos los primeros en llegar y enfrentarse a la situación en su primera fase, antes de que tomara unas dimensiones mayores.

El fuego se encontraba anoche estabilizado y salvo contratiempos "no reviste riesgos", según el Cabildo de Gran Canaria, aunque vigilado por personal de las unidades Presa, que se sumaron a los miembros del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria de Tejeda y San Mateo, agentes de Medio Ambiente y un técnico de extinción, y Protección Civil de San Mateo y Valsequillo.

El Cabildo señala que las llamas afectaron a una hectárea de terreno, sobre todo de montebajo, parcialmente verde.

"Un flanco tiraba hacia lo quemado con menor velocidad, y el otro iba hacia el barranco a mayor velocidad; en uno se actuó con batefuegos, y en el otro con línea de agua", detallaba la institución insular.

Tal y como reconoció el alcalde, Antonio Ortega, la zona generaba un gran peligro inicial, debido a las condiciones abruptas del barranco. También la institución insular hablaba en un primer momento del peligro potencial que despertaba la situación, que al final se extendió por una superficie de unos cuatro campos de fútbol.

Se da la circunstancia de que en esta zona ya se han registrado otros incidentes semejantes, el último de ellos el año pasado tras los grandes fuegos de agosto. Las autoridades hablaban de hechos intencionados.

En el caso de Arucas, el suceso se quedó en la quema de entre 20 y 30 metros cuadrados de matorral bajo, que también fue extinguido por los bomberos del Consorcio, aunque la coincidencia pudo haber sido muy peligroso, en el caso de que hubiese tomado mayores dimensiones el fuego del barranco La Mina.

Por último, se investiga una falsa alarma que afectaba a Teror.

Las altas temperaturas, el terreno y la falta de humedad se están convirtiendo en las últimas horas en un caldo de cultivo ante una negligencia, por lo que las autoridades insisten en que se extremen las precauciones Sobre todo, recordando las imágenes del año pasado, con las 10.000 hectáreas y muchas industrias afectadas, y la numerosa población movilizada y confinada.