Un escrito que el jefe superior de la Policía Nacional en Canarias, José María Moreno, trasladó ayer al delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, saca a la luz el descontrol que existe en el trato a los migrantes que llegan en patera o cayuco a las Islas, más concretamente con los 87 que lo hicieron el pasado martes al sur de Gran Canaria. En el texto se recoge cómo son los propios agentes del cuerpo quienes se tienen que encargar de limpiar la nave del Puerto que se utilizó para que pasaran las 72 horas máximas en las que pueden estar detenidos, llevar un centenar de camas, aislar a las dos personas que dieron positivo por coronavirus y contratar los cinco baños químicos para el cerca del centenar de hombres, entre ellos 14 menores, que allí durmieron. En la tarde de ayer la Policía Nacional abandonó la instalación industrial, dejando un vehículo zeta por seguridad.

El escrito, de cinco páginas, detalla por orden cronológico todo lo ocurrido desde el pasado martes. La primera de las pateras llegó a las doce y media de la madrugada con 52 personas a bordo. Ya habían pasado 11 días desde que el Ministerio de Sanidad emitiera una orden en la que obligaba a toda aquella persona que entrara en el país procedente del extranjero tuvieron que realizar una cuarentena de 14 días por si eran portadores de coronavirus. Sin embargo, Delegación del Gobierno no tenía preparado ningún centro donde alojarlos. La medida hasta ahora era que fueran llevados a dependencias policiales, pero después de que dos migrantes dieran positivo en una patera anterior descartaron seguir con este procedimiento.

El tiempo pasó. Los ocupantes del cayuco, así como los miembros de Cruz Roja, Guardia Civil y Policía Nacional pasaron toda la noche en el muelle de Arguineguín a la espera de una solución. A ellos se unieron las 35 personas que consiguieron alcanzar la playa de Las Carpinteras en otro cayuco. La cifra aumentaba a 87 personas y no había lugar donde alojarlos.

El remiendo llegó a primera hora de la mañana: una nave del Puerto de La Luz. La Subdelegación del Gobierno indicó que era "susceptible de ser utilizada para recepción de los migrantes, evitando así el hacinamiento en los calabozos de las dependencias policiales". Sobre las diez de la mañana, la comisaria jefa provincial y el comisario jefe de la Brigada Provincial de Extranjería y Frontera, junto con agentes de la Comisaría de Fronteras en el Puerto visitaron la instalación para comprobar su idoneidad.

En el escrito, el jefe superior indica que en la entrada había cerca de ochenta palets con cajas que contenían documentos para destruir, así como otros papeles repartidos por la instalación que deben conservarse. "La nave tiene bastante polvo y restos de cartón y madera, principalmente", apostilla José María Moreno.

Eran las diez de la mañana y 53 de los migrantes ya llevaban cerca de 10 horas tirados sobre el muelle de Arguineguín y bajo una caseta de Cruz Roja con la que se guarecían del sol. En el Puerto, un trabajador de Delegación del Gobierno informó a los jefes de la Policía que carece de mozos de carga para retirar los palets, siendo los propios agentes de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, junto con personal de mantenimiento de la Secretaría General y de la propia Comisaría Provincial, quienes se encargaron de ello. Estos funcionarios fueron también quienes con una traspaleta liberaron la zona central de la nave y quienes con mangueras y escobas limpiaron la nave.

El trabajo de la Policía Nacional no acabó ahí. Además, tuvieron que alquilar cuatro baños químicos para que los rescatados pudieran hacer sus necesidades, con un coste de 1.200 euros por tres días, trasladaron 100 colchonetas y desde la comisaría de Maspalomas llevaron otras tantas mantas. Los propios policías se encargaron de realizar el trabajo que hasta ahora venía desarrollando Cruz Roja, pero que, después del descontrol existente en las últimas semanas debido a la falta de previsión para darles alojamiento, la oenegé decidió dejar de seguir prestándolo tras solicitar semanas atrás una relación de centros al que podían ser derivados nada más llegar a la Isla.

A la una de la tarde, la nave quedó expedita y preparada para que los ocupantes del cayuco que arribó a las siete de la mañana a la playa de Las Carpinteras pudieran ser alojados. Quienes lo habían hecho durante la madrugada llegaron a las tres y cuarto, quince horas después de haber sido rescatados.

Ante la posible presencia de menores de edad -al final se comprobó que al menos 14 podrían serlo-, la Policía Nacional informó a la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia de este hecho. La contestación, según el jefe superior, fue: "Que dicha Dirección carecía de instalaciones adecuadas para atender el periodo de cuarentena de los menores, y que por tanto no se iba a hacer cargo de los que fueran identificados como tales". Y añade: "Según su interlocutora, esta información había sido transmitida en persona por la Directora General a Subdelegada del Gobierno en Las Palmas". José María Moreno destacó, posteriormente, que al día siguiente [miércoles] la Dirección General habilitó un edificio adonde fueron llevados los menores por la tarde.

En el documento se señala que ese miércoles personal de la Consejería de Sanidad se presentó en la nave para realizar pruebas PCR a todos los migrantes, dando dos de ellos positivo y procediendo a aislarlos en la misma nave. Asimismo, la Policía Nacional tramitó una solicitud de acogida a la Subdirección General de Programas de Atención Humanitaria y Centros de Migraciones, perteneciente al Ministerio de lnclusión, Seguridad Social y Migraciones y encargada de gestionar los planes de atención humanitaria para migrantes. La respuesta fue solicitar información de los procedimientos sanitarios seguidos y que son las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas las responsables.

La Policía Nacional decidió en la tarde de ayer, después de que transcurriera las 72 horas máximas para la detención de una persona, retirar el dispositivo policial que había en la nave, quedando exclusivamente un vehículo patrulla en el exterior para evitar cualquier tipo de altercado. Anoche, después del escrito, fueron trasladados a un centro donde pasarán la cuarentena.