"Acabé mi turno en la playa a las nueve, su familia estaba desconsolada. Me fui a casa intranquilo y decidí volver". Son palabras de Mauro Blanco, el socorrista gijonés que encontró el cuerpo de Yencer de los Santos flotando en la orilla de San Lorenzo. Tras una larga y trágica jornada, este joven de 23 años, al que avalan ya cuatro veranos como socorrista, no dudó en volver al lugar donde se había focalizado el infructuoso rescate. "Sabía que había bajamar, no pensé que lo fuese a encontrar, pero necesitaba ir para quedarme tranquilo y cogí la bici", describe.

A las doce y media, y tras casi media hora mirando desde la Escalera 0, Blanco estaba a punto de irse, cuando vio algo en la orilla, cerca de la 1: "Era una sombra, no tenía forma de persona, pero me acerqué". Seguía con dudas y bajó con su bici por "la Rampla". "No se distinguía bien, entonces me descalcé y fui hasta allí, me lo encontré cuando tenía al agua por los tobillos", recuerda. Luego llamó al 112 y junto a otros dos policías lo sacaron del agua hasta el levantamiento del cadáver, pasada la una y media de la noche. "Fui a buscarlo, pero no contaba con encontrarlo; el shock te lo llevas", reconoce. Eso sí, "lo más importante es que descansen él y su familia; además, cualquiera de mi equipo de salvamento lo hubiese hecho".