El empresario Silvestre Angulo Amador, uno de los grandes exportadores de tomate de La Aldea de San Nicolás, falleció ayer en Las Palmas de Gran Canaria a los 83 años. Perteneciente a una saga de cultivadores iniciada por su padre, Silvestre Angulo Brito, trabajó el fruto en sus fincas del oeste grancanario y expandió durante décadas su comercialización en los mercados internacionales hasta significarse como uno de los principales representantes del sector agrario en el Archipiélago.

Angulo Amador era uno de los seis hijos que Angulo Brito tuvo con María del Pino Amador. El patriarca, que había hecho las Américas, se empleó tras su regreso en los almacenes de Duwn Spencer para asociarse posteriormente con Leonard H. Pilcher, aunque en 1932 pudo comprar por fin una finca en La Aldea que paso a paso fue ampliando con los ingresos que obtenía con la comercialización. Hace unos años, en conversación con LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas, Angulo Amador recordaba la llegada de este cultivo a la Isla y su importancia en el desarrollo económico del oeste grancanario: "Hasta finales del siglo XIX no se comía tomate, no había en aquel momento...". El fruto llegó por primera vez a Canarias hace unos 120 años de la mano de un cónsul alemán.

Silvestre hijo y su hermano Juan Antonio aunaron esfuerzos y continuaron adelante con la explotación agrícola puesta en pie por su padre hasta que en la década de 1980 crearon una sociedad con el nombre del patriarca. Años más tarde también fundarían la sociedad agraria de transformación Hortícola Aldeana, centrada en la comercialización del producto.

Al margen de la intensa actividad productora y exportadora de sus compañías, Angulo Amador siempre se mostró interesado por la representación empresarial. Primero formó parte de la Federación de Trabajadores de la Tierra en Madrid, a través de la cual se convirtió en representante de los intereses del sector del Archipiélago. Años más tarde accedió a la junta directiva de la Asociación de Tomates, de la que fue contador durante la década de 1990, y accedió a la Junta de Tomates, convertida con posterioridad en la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex). De esta última también fue contador y tesorero hasta que se retiró al cumplir los 80 años.