Al alba, como a ella le gustaba comenzar el día, el corazón de Petra, mi querida hermana/madre, dejó de latir. Atrás quedaron 81 años de existencia, donde predomina su amor, ayuda y entrega a los demás.Persona generosa y bondadosa, ganaba el afecto de cuantos le conocían y trataban. Vivió los momentos duros de la vida, en épocas difíciles, y asumió de su madre, el enfrentar sus retos, con sencillez y humildad, como única forma de avanzar y superarlos. Casada con Juan Santana González, vecino de La Culata, con el que no tuvo descendencia, pero se volcó en cuidar a nuestra madre, Balbina Ramos y Ramos, su tío invidente, sus hermanos, en especial los pequeños y sobrinos.Petra, nuestra hermana y baluarte, eterna defensora, ya no está en el mundo de los vivos, pero seguirá ahí, en el corazón, porque nunca dio nada por perdido.