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Llanto en el mercadillo

Llanto en el mercadillo

La villa de Teror amaneció ayer teñida de luto ante la inesperada muerte de Candelaria S., al que casi todo el mundo conocía por ser la hermana del sepulturero del pueblo y por acudir con bastante frecuencia hasta el mercadillo dominical para ayudar a varios vendedores en el despacho de quesos, panes, chorizos y otras viandas.

Las muestras de dolor y consternación no se dejaron de ver en la villa. En uno de los puestos donde echaba una mano Candidita (como la llamaban) se vino a derrumbar Josefa Santana al conocer la triste noticia. "Era como una hermana para mí, una grandísima persona. Yo lo pasé muy mal con una leucemia y ella siempre estuvo allí apoyándome", acertaba a decir entre sollozos tras ser consolada por Laura, una de las chicas que atendía como podía a los clientes.

"Yo le tenía un cariño muy especial, llevaba muchos años echándonos una mano y siempre estaba por aquí", apuntaba esta última tras recordar que había enviudado de su primer marido, que formaba parte de una amplia prole de hermanos y que recientemente se había sometido a una operación quirúrgica en los ojos. "La vamos a echar mucho de menos".

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