La Guardia Civil detuvo en la localidad turística de Magaluf, en Mallorca, a Mohamed A., de 30 años, vecino del municipio de Pájara, en Fuerteventura, como presunto violador en serie que actuó en los últimos años en la citada isla balear, tras una prolongada investigación durante tres años por parte del Instituto Armado.

Los ataques del detenido se caracterizaban por su violencia extrema con las víctimas, a una de las cuales apuñaló. Al parecer, el violador iba borracho y drogado cuando cometía las violaciones y el presunto intento de asesinato. Confesó ser autor de dos ataques.

El arresto tuvo lugar el pasado viernes, después de que el perfil genético coincidiera con los restos hallados en dos jóvenes británicas que sufrieron agresiones sexuales, al tiempo que no se descarta atribuir al detenido otras más.

El juez ordenó su ingreso en prisión sin fianza. Los investigadores lo consideran un violador múltiple, al tiempo que sospechan de varias agresiones sexuales más. La Guardia Civil rastreará la posible relación, o no, de Mohamed A. con otras violaciones denunciadas que hayan ocurrido no sólo en Mallorca, sino también en Canarias.

Mohamed A., de origen marroquí, reside gran parte del año en La Lajita, en el municipio majorero de Pájara. El sospechoso se trasladaba unos meses a Mallorca con el objetivo de trabajar como camarero durante la campaña veraniega en la mencionada isla, para después retornar a Fuerteventura, donde pasaba el resto del año.

La Policía Judicial de la Guardia Civil cotejó el material genético del supuesto agresor encontrado a las víctimas. En dos casos, uno ocurrido el 30 de mayo de 2008 y otro en agosto de 2010, el ADN corresponde sin ningún género de dudas a la misma persona.

Salvaje

El primero de estos ataques antes citados, a la joven británica Cheryl M., de 21 años, fue el más salvaje. Tras consumar la violación, le asestó tres puñaladas en el pecho. El agresor dejó a la joven desnuda y ensangrentada en el sofá. Cuando la chica se despertó la apuñaló en el cuello. La abandonó al darla por muerta.

La víctima se taponó con un cojín las heridas del pecho y saltó a la calle para pedir ayuda. La fortuna y la rápida atención médica evitaron que la joven británica falleciera a causa de las cuchilladas de Mohamed A.