“Yo no fui”

Una persona muy cercana a la familia contaba minutos después de que la Guardia Civil terminara el registro de una de las dos viviendas que se inspeccionaron ayer en Teror que a primera hora de la mañana los agentes se personaron en la casa de San José del Álamo donde vive Kilian, hijastro de Delgado, con su pareja. Cuando ambos preparaban a sus dos hijos de corta edad para llevarlos al colegio, los agentes interrumpieron en el domicilio para proceder a la detención del joven. Los investigadores realizaron un registro exprés en el que se llevaron, sobre todo, material electrónico como tablets. A media mañana, los guardiaciviles se llevaron a Kilian, que antes se pudo despedir de sus hijos y de su pareja.

Los agentes de la Guardia Civil se llevaron aparatos electrónicos de la casa del detenido

La pareja se había percatado desde hacía unos días de la presencia de un coche policial supuestamente camuflado rondando su vivienda. Esto hizo que en las conversaciones entre los miembros de la familia sacaran a colación el tema de la desaparición del taxista, según se comentaba entre los familiares, que confían en la inocencia de Kilian y de Rosi.

Parientes de los tres arrestados, entre los que se encontraban la pareja y la abuela de Kilian, acudieron durante la tarde de ayer a la vivienda de Guanchía que durante seis horas había sido registrada por los investigadores de la Guardia Civil. Allí, después de la inspección, aguardaban a tener más información sobre la situación en la que se encontraban los tres detenidos por su presunta implicación en la desaparición.

Los investigadores habían abandonado esta vivienda -que no quedó precintada- sobre las cuatro de la tarde para acudir a otro inmueble familiar situado en el barrio de El Palmar, en el que residen la madre y el hermano -que también fue detenido- de Rosi. Esta casa terrera sí que fue precintada por los investigadores a la espera de que durante la mañana de hoy comiencen las labores de rastreo en la finca anexa donde se presume que se podría encontrar enterrado el cuerpo de José Delgado.

Estos dos inmuebles ya han sido inspeccionados en varias ocasiones, como precisó este familiar cercano, quién apostilló que hasta ahora no se ha encontrado ninguna prueba que relacione a los tres arrestados con los hechos. No obstante, las pesquisas continúan bajo secreto de sumario desde hace ya nueve meses, cuando se produjo la desaparición que fue tildada desde un principio de alto riesgo por el Instituto Armado.

Los investigadores habían registrado ya las viviendas de la mujer y el cuñado de la víctima

La última vez que se supo algo de José Delgado fue el 9 de diciembre de 2019. Por la mañana había ido con su mujer al casco urbano de Teror para hacer unas compras, después ella siguió hasta Las Palmas de Gran Canaria y él se quedó en la vivienda, aunque con la previsión de bajar a la capital grancanaria horas después en un taxi. Esa fue la última información que se supo de él. Cuando dos días después se denunció su desaparición la familia aportó algunos datos como que llevaba pantalón vaquero, playeras verdes y una camiseta; medía 1,80 metros de estatura, tenía los ojos marrones y el pelo canoso, aunque estaba rapado; o que en el antebrazo derecho tenía el tatuaje de un trivial. Los intensos rastreos que se organizaron durante los primeros días, en los que participaron decenas de personas que buscaron por las medianías de la Isla, no dieron fruto. El caso acabó judicializándose.

Su desaparición extrañó mucho a quienes le conocían. “Como compañero para mi no había ninguno mejor”, señaló a este periódico quien compartió con él varios años de licencia al volante del taxi. “Es un tío muy normal, un luchador de la vida”, agregó.