El joven había cortado por la mitad las pelotas de tenis y en su interior había introducido cuatro piezas de hachís y dos teléfonos móviles de pequeñas dimensiones. El objetivo era tirarlas al interior de la cárcel Tenerife II para que algún reo se hiciera con ellas para su posterior uso o venta. La Guardia Civil se percató de su acción y procedieron a su detención por un delito de tráfico de drogas.

La Comandanca de Santa Cruz de Tenerife informó ayer en una escueta nota de prensa de que los agentes destinados en el Destacamento de Seguridad del centro penitenciario situado en el barrio de La Esperanza, en la capital tinerfeña, sorprendieron al joven cuando estaba intentando introducir dos pequeñas bolas amarillas a la prisión.

El método utilizado era ingenioso. Cogió dos pelotas de tenis, las abrió y en el interior metió una pequeña cantidad de hachís y dos microteléfonos de la marca L8Star, considerados los más pequeños del mundo con una longitud de poco más de seis centímetros y un peso de 65 gramos. Estos dispositivos, que permiten recibir llamadas y mensajes SMS pero carecen de conexión a internet, se pueden adquirir en internet por un precio de entre 10 y 20 euros.

Cuando los agentes procedieron a la apertura de los citados paquetes, pudieron comprobar que éstos contenían varías piezas de la citada droga, con un peso aproximado de 80 gramos, y los dos móviles, según indicó el Instituto Armado en el comunicado.

El joven fue detenido entonces por un presunto delito contra la salud pública por tráfico de drogass y, posteriormente, puesto a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de Santa Cruz de Tenerife junto con las diligencias instruidas.