Le agredió con un martillo, le roció con un líquido que le dejó prácticamente ciego y lo mantuvo encerrado durante dos meses en una habitación cochambrosa dándole de comer cada cuatro días y de beber cada cinco. Todo ello para conseguir el número secreto de su tarjeta bancaria y así sacar todo el dinero que había ingresado. Una actuación realizada por la Policía Local de Ingenio y la Guardia Civil dio con un hombre cautivo por una mujer, que fue detenida, en una vivienda de Carrizal. La víctima estuvo ingresada dos días en el Hospital Insular y posteriormente derivada a la prisión al tener una orden de busca y captura. Ambos, presuntamente, son consumidores habituales de droga y tienen antecedentes policiales.

La historia viene de atrás. Ya la Policía Local había recibido avisos por parte de un juzgado para localizar a F. J. C. M., de 49 años, por una requisitoria para su ingreso en prisión por un hecho delictivo. Los agentes visitaron en varias ocasiones el domicilio para preguntar por este hombre, pero al otro lado nunca obtenían respuesta. Al tener conocimiento de que G. O. H., de 28 años, mantenía una amistad con él, le preguntaron por su paradero. La respuesta fue que había cobrado un dinero y que se había ido fuera de la Isla.

El agredido perdió gran parte de su visión al ser rociado con un líquido corrosivo

Lo que nunca imaginaron los policías es que estuviera en una habitación de aquella casa, encerrado y medio moribundo. La alerta llegó el día de nochevieja. A las 12.16 horas del 31 de diciembre una vecina escuchó los gritos de auxilio de un hombre que se encontraba en el interior de un domicilio. Al dar aviso a las fuerzas de seguridad, Policía Local de Ingenio y Guardia Civil fueron movilizados hasta la vivienda, situada en la calle Padre Manjón. 

Los agentes saltaron a un patio de luz y procedieron a tirar la puerta de la vivienda abajo al comprobar que la persona estaba en peligro. Cuando entraron se toparon con una imagen dantesca. F. J. C. M. se encontraba famélico en una habitación mugrienta, llena de basura. Su estado era lamentable. Tenía heridas por todo el cuerpo, con sangre ya seca y una especie de venda casera que se puso en el costado de su pecho para tapar una herida abierta. En la pared de la habitación incluso había manchas de sangre de la víctima.

F. J. C. M. aseguró que G. O. H. le había encerrado en aquella habitación desde hacía dos meses. A lo largo de ese tiempo, la detenida le había agredido con un martillo y con un cuchillo. Además, le había rociado con un líquido corrosivo que le había dejado prácticamente ciego, sin visión alguna. Además lo tenía muerto de hambre. Según el agredido, le daba de comer cada cuatro días y de beber cada cinco, según indicaron fuentes cercanas a la investigación. El único objetivo de G. O. H. era conseguir acceder a sus cuentas para hacerse con el dinero. Lo logró, según indicó ayer la Comandancia de Las Palmas en un comunicado. Ella había hecho uso de la tarjeta bancaria para sacar el dinero. 

La mujer agredió a su víctima con un martillo y un cuchillo para lograr el PIN de la tarjeta

Una vez atendido en primera instancia, el agredido fue trasladado de inmediato al Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria, donde permaneció dos días ingresado. Después de recibir el alta, un juzgado decidió enviarlo a prisión -donde fue internado en la enfermería- al tener una orden de busca y captura, como precisaron las mismas fuentes.

Los agentes de la Policía Local de Ingenio y de la Guardia Civil, por su parte, iniciaron la búsqueda de G. O. H. para proceder a su detención como presunta autora de varios delitos contra las personas, concretamente de robo con violencia e intimidación, de detención ilegal y de malos tratos en el ámbito familiar, o violencia doméstica, como reseña el Instituto Armado. La arrestada fue puesta a disposición del juzgado de instrucción en funciones de guardia de Telde, que, según las fuentes, la puso en libertad con cargos