El colectivo conservacionista y de defensa del paisaje y el medio natural de la Isla Pasa sin Huella se hace eco de la aparición de los restos de un pato sacrificado para celebrar un ritual de santería en la playa de La Entrada de El Socorro, en la costa del municipio de Güímar. El colectivo, que aglutina a una treintena de asociaciones ecologistas y de actividades en la naturaleza, califica en su página de Facebook este tipo de sucesos en el litoral del Valle como algo “constante y habitual”. 

En esta ocasión, el supuesto sacrificio ha dejado como restos la cabeza, por un lado, y el cuerpo, por otro, de un pato que apareció hace unos días sobre los callaos de esta zona costera. “Respetamos las creencias de cada cual, pero el sacrificio y posterior abandono de animales muertos es ilegal”, valoran desde Pasa sin Huella

Añaden como aclaración de su posición que “ni la ciudadanía, que no comparte esas creencias, ni el medio natural, ni los propios animales, tienen que soportar esta barbaridad, cruel e impropia de alguien que se hace llamar ser humano”. El escenario es la playa de La Entrada, en El Socorro. Consideran estas fuentes que “desde hace años en este lugar están apareciendo con demasiada frecuencia restos de rituales de santería”. Pero no es, ni mucho menos, siempre según esta referencia, el único punto de Tenerife en el que está pasando algo similar. También se ha dado y se da en Anaga, La Esperanza, Barranco de Badajoz y en el monte “como en los aledaños de espacios como Las Raíces, y Las Cruces”.

Los restos de estos incalificables rituales, subrayan, “son otra de las formas en que algunas personas dejan su huella en la naturaleza, una horrible huella en este caso”. Inciden en que “además de lo desagradable que es encontrarse este tipo de cosas, dejadas por personas que demuestran desprecio por el entorno y por los demás, suponen riesgos de insalubridad y maltrato animal”. Los comentarios de la ciudadanía coinciden en la condena de este tipo de actos. Abarcan desde aspectos como la moral porque “quién hace esto con un animal indefenso, qué no será capaz de hacer” a quien lo condena sin medias tintas: “Una salvajada tan grande que no se puede permitir. Hay que buscar a esta mala gente y hacerles pagar por su vandalismo”. Hay quienes lo califican como “gamberrismo, no rituales” a que los otros que valoran que “siguen los santeros, la culpa es de los que creen en ellos”. Imbéciles, incultos, incívicos o ignorantes, Todo tipo de calificativos para quién lleva a cabo este tipo de prácticas. También hay quien opina que “debe haber más vigilancia o “una sanciones económicas muy grandes para que no lo vuelvan a hacer”

Alguno cuenta su anécdota personal: “A mí me desapareció un gatito negro. Espero no lo hayan cogido estos desalmados que piensan que matando la vida les irá mejor”- La tendencia es a reaccionar de forma rotunda: “No es costumbre, es maltrato porque no es una creencia respetable maltratar a un ser vivo. Hacen falta siglos de educación aún para que se superen las supersticiones”. No hay no un solo comentario que defienda estos actos, pero la realidad es que se siguen llevando a cabo con relativa frecuencia.