Vecinos del entorno de las calles entre Triana y San Bernardo, en Las Palmas de Gran Canaria, denuncian una decena de robos e intentos de robo con destrozos que han afectado a una pequeña constructora que realiza una reforma en una vivienda, en la que se llevaron material por valor de unos 5.000 euros en dos asaltos en pocas horas, así como a otros negocios en los que se han apropiado de ordenadores y otros equipamientos, así como en casas particulares, generando una gran inquietud en la zona. Los delincuentes han causado cuantiosos desperfectos, ya que han llegado a romper claraboyas y los marcos de puertas blindadas para acceder a los inmuebles.

Un hombre con un teléfono en la mano negocia con el interlocutor el precio de un winche o cabrestante. No se trata del dueño, sino de una persona que mira desde la calle atentamente cómo va a apropiarse de este material de obra. Una persona que lo escucha le saca imágenes, mientras oye el precio de la negociación: 2.000 euros, y el plazo inicial de entrega de uno o dos días. Esta colaboración ciudadana es la que ha permitido que el propietario del equipo pudiera poner a buen recaudo la herramienta de trabajo, para evitar un nuevo robo.

Esta es una de las imágenes que se vienen encontrando en esas últimas semanas personas de las calle Perdomo, Cano, Lagunetas, y Viera y Clavijo hasta San Bernardo, que sufren lo que denominan una oleada de robos e intentos, que han dejado secuelas en forma de estropicios. Algunos de ellos se han cometido a plena luz del día, pero en otros se aprovecharon de las horas de poco movimiento por el toque de queda.

Una de las afectadas asegura ha sufrido un asalto y la empresa que realiza reformas en una propiedad dos pillajes. A ellos se suman otras viviendas y negocios.

A la pequeña constructora le asaltaron en dos ocasiones y en días diferentes y se quedaron hasta con 16 equipos. En uno de los robos que tuyo lugar entre el 3 y 4 de este mes, la empresa ha denunciado la sustracción de tres picos eléctricos, un taladro, una herramienta circular de mano y cables con bombillas portátiles. Y en una segunda ocasión se le añade una amoladora, una radial, un taladro-percutor, burras, reglas, cubos, alargadores, brocas, equipamiento y un martillo percutor. Todo ello valorado casi 5.000 euros.

El autor o autores accedieron al edificio subiendo por el andamio y usando una cuerda, dejando la ventana abierta y apalancando la puerta de la azotea. Una persona grabó imágenes en la que se ve esta preparación.

En otros negocios de la zona se han apropiado de ordenadores y otros equipamientos, al igual que en casas particulares, causando cuantiosos daños y destrozos, ya que han llegado a romper claraboyas y un cristal con un marco de madera sobre un puerta blindada para acceder al interior.

El principal sospechoso, según la gente de la zona, se mueve con mochila y podría tener su almacén particular cerca del Castillo de Mata, para luego hacer el negocio.

Inseguridad


Una de las afectadas considera que esta inseguridad se debe a que muchos policías están asignados a la inmigración, desatendiendo los problemas cotidianos de seguridad. De esta forma, añade, los ladrones habituales están teniendo más libertad para cometer sus fechorías, a lo que se une que el toque de queda deja las calles casi desérticas. En este sentido, añade que el entorno de Triana no es la única zona afectada, y que su familia también ha sufrido un robo en una casa en la Carretera del Centro, llevándose, cables de electricidad, piezas de metal y otros enseres, además de dejar muchos destrozos a su paso. | J. B.