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Un peluquero de Arguineguín dirigía la trama que enviaba a la Península a los inmigrantes

El grupo sacaba el pasaje y la reserva falsa de hotel, a cambio del pago de hasta 2.000 euros

Un peluquero de Arguineguín dirigía la trama que enviaba a la Península a los inmigrantes La Provincia

La peluquería estaba situada en un centro comercial de Arguineguín llamada Barbershop Akram (por el nombre del hijo del matrimonio que lo regentaba), y cerca del puerto al que llega buena parte de los inmigrantes ilegales a bordo de los cayucos y pateras rescatados por Salvamento Marítimo y el resto de Cuerpos de emergencias. El diario La Razón señalaba el lunes que al frente del negocio estaban un marroquí originario del Rif, T.B.; y su mujer, K. B., y detrás (el sujeto no se dedicaba precisamente a cortar el pelo, como sumo a afeitar para dar un aspecto más saludable a los inmigrantes) se escondía el centro de una trama que envió a la Península a miles de personas llegadas a las Islas desde Marruecos y otros países africanos, de la que informó hace dos semanas este periódico, en el que se detuvieron a 27 personas, de los cuales 17 ingresaron en prisión.

En el local eran recibidos los demandantes de vuelos para salir del Archipiélago con destino a Europa. Si tenían pasaporte, el precio por facilitarles el salto al continente europeo era de 1.500 euros; y, en caso contrario, de 2.000. En este caso, era la organización la que facilitaba los documentos que antes habían sido usados por otras personas, según el periodista J. M. Zuloaga.

El diario señala que la trama del peluquero estaba perfectamente organizada, ya que disponía de “captadores” que se movían por los hoteles donde había inmigrantes y las organizaciones no gubernamentales (ONGs), para ofrecer sus servicios.

Una vez captados los clientes, debían dirigirse a la peluquería para depositar el dinero y, si no lo tenían, se les indicaba un locutorio desde el que lo pedían a sus familiares en Marruecos. Antes, les habían dado un pasaporte como documento acreditativo para que pudieran recibir la cantidad enviada.

Desde la peluquería se ponían en contacto con una agencia de viajes próxima, donde se tramitaba la compraba de los billetes. En el “paquete” que adquirían los inmigrantes se incluía una falsa reserva de un hotel de la ciudad a la que se dirigían, para pasar como turistas y superar los controles policiales. El matrimonio, el responsable del locutorio y el director de la agencia de viajes, figuran entre los detenidos.

Horas antes de emprender el vuelo, o acceder al barco, los inmigrantes eran concentrados en la peluquería. Un vehículo tipo Pick Up pasaba a recogerlos y los llevaba al puerto o aeropuerto.

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