Me van a permitir que en este obituario me acerque al lado más personal y humano de Juan Herrera Macario, amigo y compañero entrañable desde nuestros comienzos estudiantiles en el colegio Viera y Clavijo, donde compartimos pupitre el primer día que llegamos al centro ubicado en la antígua casona de los Millares en el barrio de Vegueta, cerca de la Plaza Santo Domingo.

Juan tenía muchas cosas buenas, pero sobre todas una que sobresalía con luz propia: Juan tenía tiempo para dedicarte, para atenderte, ayudarte y charlar. Fue amigo hasta el extremo. Ni siquiera se rompió la amistad cuando él, en compañía de su hermano gemelo Manolo -muchos años presidente del Club Natación Metropole- dejaron el Viera y fueron a estudiar a la Escuela de Comercio y concluídos los estudios ganaron plaza en oposición convocada por el Banco Santander.

La amistad jamás se rompió. En el transcurso de nuestras vidas coincidimos: en el fútbol, como socios y colegas en la UD San Antonio -flamante subcampeón de España de fútbol aficionado-. Esporádicamente nos reeencontrábamos y disfrutábamos compartiendo el afecto, consideración y amistad entrañables. Juan Herrera Macario se nos acaba de ir. Lo echaremos de menos. A las siete de esta tarde, en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Schamann, se oficiará una misa en sufragio de su alma. Allí estaremos junto a su viuda Antonia, su hija Yurena, hijo político Valentín, su nieto Néstor y su hermano Manuel Herrera Macario.