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Desarticulada la base logística en Gran Canaria de una red que distribuía hachís en la Península

Cae una red de narcos que almacenaba la droga en la capital la Isla para después distribuirla por Península | Incautadas cuatro toneladas de la sustancia

Fardos y paquetes de hachís intervenidos durante la ‘operación Platino’. | | LP/DLP

Los cuerpos y fuerzas de seguridad estatal habían detectado recientemente que el Archipiélago se había convertido en un punto de paso de buques que transportaban el hachís desde Marruecos hasta el África central y de ahí a Europa. Ahora, una investigación ha permitido desmantelar una red de narcos que utilizaban Gran Canaria como plataforma logística de cara a almacenar la droga que introducían desde el continente africano para su posterior distribución a la Península a través de Alicante. Cuatro personas fueron detenidas y se incautaron más de cuatro toneladas de hachís.

El trabajo en conjunto entre la Policía Nacional y la Guardia Civil permitió desarrollar la denominada Operación Platino. La investigación comenzó cuando ambos cuerpos tuvieron conocimiento de la existencia de una ruta para introducir sustancias estupefacientes a la Península previa parada en el Archipiélago. El objetivo era evadir la acción policial que se está desarrollando en el estrecho de Gibraltar, que está provocando que los narcos busquen alternativas para introducir la droga en Europa.

Las pesquisas permitieron determinar que los integrantes del grupo contaban con establecimientos y locales en las Islas donde enfriaban la droga antes de remitirla a Madrid. En la capital grancanaria, el líder llevaba «una vida aparente normal y discreta», apuntaron ambos cuerpos en un comunicado de prensa conjunto. Esta persona tenía una base logística que servía de punto de almacenamiento hasta determinar el momento preciso en que era enviada a la Península.

Para ello, los narcos tenían una infraestructura desarrollada por una empresa que se encargaba de importar la droga al continente europeo en contenedores marítimos. Para que pudiese pasar desapercibida, la ocultaban en grandes compartimentos de madera. Todo esto, bajo «complejos artificios técnicos y estructuras comerciales» que estaban coordinadas por los principales lugartenientes que se desplazaban a la Península antes de la llegada del hachís a Madrid.

El camino que seguía la sustancia era el siguiente: salía de África, llegaba a Gran Canaria y de ahí en barco a Alicante, donde la organización realizaba labores de contravigilancia para evitar ser descubierto por las policías. Si tenían sospechas de la presencia policial, «tenían la capacidad de desmantelar las estructuras creadas y trasladarlas a otras localizaciones para evitar su descubrimiento y detención». El hachís era finalmente llevado hasta la capital de España, concretamente a naves industriales alejadas de núcleos urbanos, «donde podían hacer acopio de ingentes partidas de sustancia estupefaciente de una forma segura».

Gracias a las continuas vigilancias policiales sobre la organización, los investigadores descubrieron una nave industrial en la localidad madrileña de Leganés, donde dos camiones realizaron una carga en su interior en muy poco tiempo. Poco después, interceptaron una furgoneta de carga de grandes dimensiones en el límite del término municipal de Casarrubuelos, colindante con Toledo. El conductor intentó huir antes de ser detenido, poniendo en peligro a los viandantes y vehículos que transitaban en la zona. Los investigadores incautaron del interior de la furgoneta 1.274 kilogramos de hachís de altísima calidad.

Tras esta incautación, Guardia Civil y Policía Nacional iniciaron una macrooperación para detener a todos los integrantes de la red criminal de forma simultánea. Así, se arrestó al principal líder de la organización, un ciudadano español afincado en el Archipiélago y que controlaba toda la operativa desde Las Palmas de Gran Canaria. Durante su detención se llevaron a cabo dos registros , uno de ellos en un punto de enfriamiento donde se intervino un palé con 730 kilos de hachís también de alta calidad. Asimismo, se interceptaron a tres lugartenientes, dos de ellos en Leganés donde controlaban el acopio y almacenamiento de la sustancia, y otro más que intentó esconderse al descubrir que la organización estaba desmantelada. En el puerto de Alicante se intervino, además, otros 1.782 kilos de la misma droga.

En total, fueron intervenidas casi cuatro toneladas de hachís, dos furgonetas, un vehículo, una motocicleta, 5.280 euros en efectivo, diversos equipos de informática y documentación.

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