Con la llegada del control del incendio y la rebaja a nivel 1 de la alerta es el momento de hacer balance de los daños ocasionados por el fuego que se inició el pasado martes en el municipio de El Paso. Hasta el momento, y de manera oficial, son unas 30 viviendas las que se catalogan con grandes daños por parte de las policías locales de Los Llanos de Aridane y El Paso, junto a los equipos de bomberos urbanos, aunque no se descarta que en los próximos días las comprobaciones que se siguen haciendo sobre el terreno arrojen un número superior.

Viviendas residenciales, en su gran mayoría de uso familiar, que lo perdieron absolutamente todo. A las que el fuego incluso destruyó vehículos, enseres, documentación y casi los dejó con lo puesto. Otras construcciones destruidas están dedicadas a la explotación turística, configurando en algunos casos la única renta de quienes habían reconvertido casas antiguas en verdaderas villas de lujo al servicio de quienes podían permitirse su alquiler.

La dura labor burocrática

A sus propietarios les queda ahora la ardua labor burocrática de luchar con los seguros y con las entidades públicas para que se hagan efectivos los pagos de las pólizas, si tenían la suerte de haberla contratado. Porque también hay algunos casos de quienes ni siquiera podrán reclamar a ninguna aseguradora. Para ellos quedará la posibilidad de que las administraciones creen alguna ayuda que en estos días comienzan a prometerse. Otra cuestión será el peritar los daños agrícolas que el fuego provocó en grandes extensiones de aguacateros, fundamentalmente, aunque también se vieron afectadas plantaciones de otros frutales como mangos o la propia viña en el municipio de El Paso, así como la afección en la zona más cercana a la costa del perímetro quemado, más abajo de la carretera de los Dos Pinos, que adentrándose en el municipio de Los Llanos también devastó un elemento importante del paisaje de este municipio: los invernaderos o el verde de las plataneras.

Será también importante el trabajo de inspección de los seguros agrarios que se realice de todos esos daños en los próximos días, para permitir a quienes más afección sufrieron intentar reiniciar su actividad agrícola.

Algunos calculan que tendrán que pasar al menos tres años para poder recuperar sus viviendas y cultivos

Todas esas labores se realizan mientras los dispositivos terrestres contra el fuego realizan intervenciones puntuales dentro del perímetro del incendio, rematando algún rescoldo para evitar rebrotes, compartiendo también trabajo con las empresas instaladoras de electricidad y teléfono, que se afanan en la sustitución de postes y cableado que quedaron totalmente destruidos por el fuego, y que permitirá ir restableciendo estos suministros esenciales.

Algunos de esos vecinos se enfrentan ahora a un punto de inflexión en sus vidas. Les toca «comenzar de cero». Lo asegura Ernesto en lo que queda de su casa. La suya es probablemente la vivienda afectada más al oeste de todo el perímetro del incendio. Está en Los Llanos de Aridane, pegada a la zona donde comienzan los invernaderos de plátanos y a un centenar de metros de la carretera general en el barrio de Dos Pinos. Ernesto confía en que su futuro vuelva a permitirle prosperar, ya que «lo importante es que es solo material», aunque su pérdida es más dolorosa porque «estaba terminando de construir una cocina nueva», que lamenta que «nunca llegaré a estrenar».

«Solo nos queda comenzar de cero»

Reside en esa zona desde hace más de 20 años y ahora no se plantea abandonarla. Con él se pusieron en contacto los servicios sociales del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, pero su única petición es que le habiliten un punto de corriente eléctrica para comenzar a limpiar con sus propias manos y a trabajar en la reconstrucción de la que seguirá siendo su morada.

Entre los restos del incendio

Junto a Ernesto está Alejandro, que se afana en ayudarlo a recuperar lo que se pueda de entre los restos del incendio. A Alejandro sólo le queda «lo puesto». Un pantalón corto y unas alpargatas, las que tenía puestas mientras intentaba salvar su casa, ya que todo lo demás fue pasto de las llamas que arrasaron todo a su alrededor. También se muestra sorprendido de que el fuego llegara a esa zona del municipio. Describe cómo las llamas se acercaron, pudiendo avisar a los vecinos más próximos y juntos salir de la zona afectada. El fuego «se metió en nuestra huerta y también arrasó la casa por completo».

Allí, rodeados por el fuego, «sin agua y sin nada», se quedaron ambos. Son de los afectados que también perdieron una parte importante de su medio de vida. Su casa está rodeada de aguacateros totalmente calcinados. «No quedó ni uno», de lamenta Alejandro.

Arturo: «Caían bolas de fuego del cielo y empezaron a incendiarse fincas colindantes»

La historia de Petra y Oliver es muy parecida. Vecinos del Camino del Torreón, esta pareja de alemanes también lo perdió todo. Su casa es ahora está reducida a cuatro paredes en las que no existe el techo y todos sus enseres se quemaron. Gracias a la ayuda de sus amigos y vecinos pueden limpiar los alrededores de la casa e intentar salvar algo entre la madera carbonizada y muchos trastos inservibles que ya acumulan en su patio. A Petra le cuesta mucho más hablar. Prefiere ocupar su tiempo en seguir trabajando en lo que sigue siendo su casa. Mientras tanto, Oliver, que dice estar «casi bien», no levanta la mirada de una palangana en la que está pelando y picando fruta, que mezcla con millo seco. Y es que consiguió salvar uno de sus mayores tesoros, que está en un lateral de su casa.

Además de las pérdidas económicas y sentimentales que puede acarrear perder tu casa, Oliver cuenta con una jaula en la que dice que «hasta ayer había 44 loros». Después de que lo peor del incendio pasara, para él se salda con la pérdida de ocho de esos animales, lo que le ocasiona «un momento muy doloroso». Y es que Oliver «no tiene ganas de estar aquí», pero para que sobrevivan el resto de animales tiene que seguir preparándoles la comida cada día. La conversación es interrumpida por la bocina de una camioneta que entra en la propiedad de Petra y Oliver. Les trae una pequeña cuba de agua que les ayudará a garantizar la supervivencia de los loros que se afana en seguir cuidando entre las ruinas calcinadas.

«Solo nos queda comenzar de cero»

Uno de sus vecinos más cercanos lo observa. Es Jorge, que a pesar de la cercanía no sufrió prácticamente daños en su propiedad. Describe que «el fuego se abrió y quemó por todos lados, pero a mi casa no le pasó nada». Fue él quien advirtió a Oliver y Petra de que se acercaba el frente del incendio. Quizás, gracias a esa intervención, salvó la vida de sus vecinos alemanes, porque estos no se habían percatado del peligro que corrían y se mantenían ajenos a la situación dentro de su domicilio. Juntos intentaron frenar el avance de las llamas, indica Jorge, «pero tuvimos que salir y ver impotentes cómo el fuego arrasaba la casa».

Entre los afectados por el fuego también sufrieron cuantiosos daños los agricultores dedicados a uno de los baluartes económicos de La Palma. En el sector platanero también se enfrentan a un parón en la producción como consecuencia del fuego y del calor abrasador que destruyó fincas e invernaderos. Es el caso de Arturo, otro vecino de Dos Pinos. Relata cómo vio llegar el fuego hasta la zona de la carretera y «en un cuarto de hora», sorprendiéndoles, «caían bolas de fuego desde el cielo y empezaron a incendiarse las fincas colindantes».

Salvar a los animales

En ese duro momento tuvo que elegir entre salvar su casa y sus animales o defender las plataneras del intenso frente del fuego. Se decidió por lo primero: «Mientras, veíamos con impotencia cómo se quemaba la finca. No podíamos estar en todo ni hacer nada». Ahora le tocará esperar «por lo menos tres o cuatro años para poder recuperar la finca», para que «las plantas que podamos salvar o las nuevas que plantemos puedan estar de nuevo al cien por cien de productividad».

Ante esta situación que afecta a muchos vecinos de El Paso y Los Llanos de Aridane, ya hay muchas voces que se pronuncian reclamando la declaración de zona catastrófica para el perímetro del fuego, como es el caso del propio alcalde de El Paso, Sergio Rodríguez. De esa manera, defiende, «se podría contar con un camino más fácil para poder llegar cuanto antes a las personas y poder conceder y abonar las ayudas más pronto que tarde».