El charco del Tancón, en realidad un bufadero, en Santiago del Teide, es un paradisíaco enclave de la costa suroeste de Tenerife donde seis personas han perdido la vida en los últimos cuatro años, según datos de la plataforma Canarias 1.500 kilómetros de costa.  Este lunes, falleció la joven que había resultado herida en el accidente de la cueva del Tancón el pasado jueves, 19 de agosto, cuando la embestida del agua y su posterior succión sorprendió a cuatro bañistas. Uno de ellos, un joven italiano de 27 años y residente en Tenerife, fue rescatado sin vida al día siguiente por el dispositivo de búsqueda, que inicialmente no pudo encontrarle precisamente por el mal estado del mar.

Otras dos personas resultaron heridas leves y una tercera fue rescatada en estado crítico. Se trata de una joven suiza de 33 años que dada la gravedad de su estado fue trasladada al Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria y esperaba la llegada de sus familiares durante el fin de semana.

La fallecida había llegado a Tenerife para pasar unos días de vacaciones y como otros tantos turistas quiso conocer la zona del Tancón. Se convierte ahora en la sexta víctima mortal de este entorno de Santiago del Teide en tan solo cuatro años.

A pesar del accidente, han continuado las visitas a este emplazamiento del municipio de Santiago del Teide. En una entrevista de la Cadena COPE, una canaria que sobrevivió a un accidente en la cueva de El Tancón ha contado su traumática experiencia que vivió una tarde de agosto de hace 30 años. Escuche la entrevista completa aquí.

Alejandra Verde se lanzó más tarde de hacerlo los varones, justo en el momento “en que comenzaba la succión” y se quedó atrapada bajo casi tres metros de agua, conteniendo el aliento para no morir ahogada. En ese momento según cuenta comenzó a rezar y vió pasar fragmentos de su vida “especialmente me acordé de la primera comunión”, mientras observaba como “salían burbujas de oxígeno”.

La rápida actuación de su hermano y sus amigos le salvó la vida. Según cuenta a COPE, hicieron una cadena humana con los pies y las manos, para sacarla de allí. “Me agarré con las uñas a las rocas”, recuerda. 

Tras los trágicos acontecimientos ocurridos recientementes en el lugar, pide a las personas que se lo piensen dos veces antes de ir, ya que "la cueva está cerrada, aunque la gente rompe de manera constante los precintos”. "No todo vale por una foto para el postureo", concluye.