Gypsy Rose Blanchard, cuyo caso conmocionó a EE UU en 2015, acaba de cumplir 30 años de edad entre rejas. Allí, la joven se encuentra cumpliendo una condena de diez años por haber ordenado el brutal asesinato de su madre, Dee Dee Blanchard, quien la había obligado toda su vida a usar una silla de ruedas, fingir un cáncer e incluso tomar medicamentos que no necesitaba, pero que le provocaron daños.

Recientemente, el diario británico The Mirror ha recordado en un artículo este truculento episodio que inspiró en 2019 la serie The Act.

Clauddine 'Dee Dee' Blanchard y su hija Gypsy, una niña que padecía severas enfermedades, perdieron todo cuando el huracán Katrina destrozó Luisiana en 2005. El padre de la niña era un alcohólico y drogadicto que la maltrataba y luego la dejó sin ningún tipo de apoyo.

Unos meses después del nacimiento de Gypsy, en 1991, su madre sospechó que la niña padecía el síndrome de apnea obstructiva del sueño, un trastorno que impide respirar durante el sueño. Luego siguió una larga lista de enfermedades que incluyen problemas genéticos, asma severa, epilepsia, así como distrofia muscular, que la condenó a la silla de ruedas.

Cuando era bebé superó una leucemia, pero tuvo que seguir tomando una gran cantidad de medicamentos. Además, su madre le rapaba la cabeza asegurando que de todas formas se le iba a caer el cabello. Debido a la medicación y a la necesidad ocasional de ingerir alimentos mediante un tubo (o tal vez por falta de higiene), se le pudrieron los dientes. A veces no podía respirar sin una bombona de oxígeno.

Fue sometida a varias intervenciones quirúrgicas por problemas de vista y de oído y le extirparon las glándulas salivales por una supuesta excesiva secreción. La madre afirmaba que su hija tenía un retraso cognitivo, por lo que tenía que estudiar en casa.

Gypsy Rose Blanchard

Gypsy Rose Blanchard

Después del huracán Katrina, la familia halló refugio en el estado de Misuri, donde organizaciones caritativas le construyeron una casa adaptada a sus necesidades, con rampas y 'jacuzzi'. Entablaron amistad con sus vecinos y su particular situación las convirtió en estrellas de la televisión local. Recibieron muchas ayudas de distintas ONG que les permitieron, por ejemplo, hacer un viaje gratis a Disney World o alojarse en residencias de la Fundación Infantil Ronald McDonald.

Tras conocer y enamorarse por internet a Nicholas Godejohn, de 23 años y con antecedentes penales, Gypsy Rose le confesó todos los abusos a los que había sido sometida. Aunque su madre trató de impedir la relación, los dos jóvenes planearon la vía de escape de Gypsy Rose: matar a Dee Dee.

El asesinato tuvo lugar el 12 de junio de 2015, cuando Nicholas Godejohn accedió a la vivienda de Gypsy Rose mientras su madre dormía, para apuñalarla hasta en 17 ocasiones. "¡Esa puta está muerta!", escribió la misma Gypsy ese día. Cuando la Policía y los vecinos entraron en su casa, la hallaron apuñalada y no encontraron rastro de su hija pese a que todas las sillas de rueda estaban en la vivienda.

La Policía descubrió que la joven se había fugado con su novio y que no tenía dificultades para caminar. Resultó también que todas sus graves enfermedades eran una invención de su madre, que se había pasado años convenciéndola de que eran reales.

Tras el crimen, la pareja huyó a Wisconsin, donde fue localizada por la policía y se destapó la verdadera situación de Gypsy. Durante el juicio, la joven se ganó la simpatía del jurado debido al abuso que había sufrido durante años por parte de su madre, y se le concedió un acuerdo para aceptar una sentencia de diez años por asesinato en segundo grado, que aceptó.

Nicholas Godejohn, por su parte, fue declarado culpable de asesinato en primer grado y sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Durante su juicio, Gypsy Rose declaró en su favor y relató la pesadilla vivida todos esos años atrás. "No pensé que nadie me creería. Temía a mi madre más que a cualquier otra persona", llegó a asegurar.

Gypsy Blanchard y su novio Nicholas Godejohn

Ahora, tras varios años en la cárcel, su pelo ha crecido y su estado de salud se va recuperando. En una entrevista en 2018 llegó a confesar a un medio estadounidense que se sentía más libre viviendo entre rejas que con su madre: "La prisión en la que vivía antes con mi madre no podía caminar, no podía comer, no podía tener amigos. Aquí, en prisión, me siento más libre. Puedo vivir como una mujer normal", dijo entonces.