David Morales es un mercenario de Jerez. Él fundó UC Global, la única empresa española de mercenarios. O como él prefiere llamarlos, ‘contratistas de seguridad’. Son los que se baten el cobre contra piratas o terroristas en los lugares más hostiles del planeta. Sostiene que ha tenido misiones en Venezuela, en Mauritania, en Haití o en México (donde una vez casi le vuelan la cabeza). Pero el caso que ha acabado destruyendo dicha empresa no ha tenido lugar en las aguas del Índico, sino en los despachos de España.

Morales está siendo investigado por, presuntamente, haber espiado de forma ilegal a Julian Assange, el fundador de Wikileaks. Según los abogados de Assange, Morales obtenía información de su cliente de forma ilegal y traficaba con ella, vendiéndosela a la CIA. Interpusieron contra él una querella en la Audiencia Nacional donde le acusan de delitos contra la intimidad, contra el secreto de las comunicaciones abogado cliente, apropiación indebida, cohecho y blanqueo de capitales.

“Es todo mentira. Pero por culpa de este asunto he tenido que cerrar mi empresa. No porque tuviera pérdidas, ni impagos ni nada parecido. Mi empresa llegó a facturar ocho millones de euros al año. Tenía más de 80 trabajadores y no he dejado una sola nómina o factura por pagar. He tenido que cerrar UC Global porque el juez me ha bloqueado las cuentas y me ha retirado el pasaporte como medidas cautelares. Y todo por una patraña absurda que no tiene ningún recorrido” explica en una conversación en su Jerez natal con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Señala la venganza de varios extrabajadores a los que despidió como detonante de esta historia.

EL CASO UC

Los hechos se remontan a 2015, cuando la empresa de Morales fue contratada por el gobierno ecuatoriano para controlar la seguridad de su embajada en Londres. Allí se refugiaba Julian Assange, reclamado por Suecia y Estados Unidos, pero protegido por el entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa.

En 2017 hubo cambio de presidente en Ecuador: Lenin Moreno sustituyó a Correa. Ahí empezó a cambiar todo. En marzo de 2018, el nuevo gobierno prescindió de los servicios de Morales. Rescindió el contrato con UC Global y adjudicó el servicio de a su homóloga ecuatoriana Promsecurity. En 2019, el presidente Lenin Moreno le retiró al fundador de Wikileaks la protección que Correa le había brindado. Le quitó la nacionalidad ecuatoriana, le llamó ‘hacker miserable y malcriado’ y lo echó a la calle.

Así, Julian Assange acabó detenido las autoridades británicas. Ahora se encuentra preso en Belmarsh, un penal inglés de alta seguridad. Suecia ya no le reclama, pero permanece a la espera de un juicio en el que se decidirá su extradición a Estados Unidos. Los norteamericanos le juzgarán por haber filtrado información confidencial. Un total de 18 cargos por los que se enfrenta a 175 años de cárcel.

Pero su equipo de letrados españoles, entre los que se encuentran Baltasar Garzón y Aitor Martínez, presentaron una querella contra David Morales. Le acusaron de haber obtenido información confidencial de Assange y habérsela pasado ilegalmente a la CIA. Han aportado correos, grabaciones y el testimonio de varios trabajadores de la empresa, que han declarado contra Morales y sostienen esa acusaciones. Si la querella prospera, podría suponer la nulidad del juicio de extradición de Julian Assange.

DEL EJÉRCITO A LA EMBAJADA

David Morales (Jerez, 1972) fue militar de Infantería de Marina hasta 2008. Ese año dejó el ejército para montar su propia empresa de seguridad privada. O lo que es lo mismo, de mercenarios: “No creo que la palabra se ajuste a la realidad actual. Tiene unas connotaciones muy románticas, pero está todo legislado y controlado. Nosotros hacemos tareas de protección y nos debemos a nuestros clientes. Eso es todo. Aunque comprendo que la gente lo entienda mejor con ese nombre”, explica mientras camina por su Jerez natal.

<p>David Morales, fundador de UC Global, en Jerez de la Frontera</p> DLF

Pregunta: ¿Cuál era su labor en la embajada ecuatoriana en Londres?

Respuesta: Principalmente de control de acceso de la gente que entraba allí, y de cámaras, tanto exteriores como interiores. Empezamos nuestro servicio en 2015 y finalizamos en marzo de 2018. A nosotros nos contrataron precisamente a raíz de la entrada de Julian Assange en la embajada, que se convirtió en un problema.

¿Qué clase de problema?

Que ellos no se esperaban la repercusión que iba a tener ese personaje allí. Acabó generando una situación de caos. La embajada quedó prácticamente inutilizada desde que ese señor estuvo allí asilado. Su forma de ser fue tolerada al principio, pero después empezó a generar graves problemas. Recibía visitas que no estaban previstas, entraba y salía mucha gente, recibía a periodistas que colaban allí sus grabadoras, cuando eso estaba prohibido… y luego que sus actuaciones no eran cívicas. En su habitación siempre había botellas de vino porque había gente viviendo, no se vestía adecuadamente para salir, ocupaba zonas que no le correspondían. Eso por una parte. Por la otra, que su estancia allí acabó afectando a la política exterior ecuatoriana y entorpeciendo las relaciones de Ecuador con otros países.

Ustedes pusieron cámaras en la embajada

Las cámaras que nosotros pusimos eran legales y visibles. Todo el mundo sabe que allí hay un circuito cerrado de cámaras de vigilancia (CCTV). Como en cualquier edificio de administración. Tú entras en un juzgado y pasas primeros por un arco de detección. Luego tienes que presentar tu documentación a la entrada, hay unas cámaras de seguridad... Pues en la embajada igual. Todas esas actuaciones estaban autorizadas por el gobierno ecuatoriano. Todo estaba fijado por contrato, era totalmente legal, estaba reglamentado y firmado con la Secretaría de Inteligencia Ecuatoriana (SENAIN).

[Las diligencias previas judiciales, incoadas el 1 de agosto de 2018, señalan que "existen elementos indiciarios para afirmar provisionalmente que (...) Aprovechando la prestación de este servicio David Morales utilizó diversos dispositivos de grabación de audio y video, para grabar reuniones que Assange mantenía con distintas personas, entre ellas asesores y letrados, así como para transferir a terceros la información obtenida. También aprovechaba los filtros de entrada al edificio para inspeccionar y copiar documentos y dispositivos que los visitantes entregaban en el control de seguridad de la entrada. De estos modos se habrían captado reuniones que Assange mantenía con sus abogados, con políticos, periodistas, amigos personales, así como visitas médicas y de diversa índole. Además, los micrófonos habrían llegado a captar igualmente reuniones de los agentes diplomáticos ecuatorianos].

Su empresa es relevada de sus funciones en la embajada en 2018. ¿Cuál fue el motivo?

El contrato acaba en 2018 y se hace cargo de ese servicio una empresa ecuatoriana llamada Promsecurity. La rescisión del contrato se vio propiciado también por el cambio de gobierno ecuatoriano. Empezamos trabajando para Rafael Correa y cuando entró Lenin Moreno entendemos que se propició ese cambio. Yo creo que fue también utilizado de excusa para poder poner una empresa nacional que pusiera presión a este señor (Assange) y poder sacarlo de allí, porque era urgente sacarlo de allí.

En agosto de 2019 es usted detenido en su domicilio de Jerez de la Frontera.

Sí, por sorpresa. Me vino una mañana un equipo de la policía, desplazados desde Madrid. Venían a hacer un registro en mi vivienda. En la orden detallaban una serie de cosas que supuestamente iban a encontrar. Iban a buscar dinero, porque creían que yo blanqueaba. Iban buscando coches de lujo, que yo no tengo. Luego registraron mi oficina. Me detuvieron, me tuvieron dos días en un calabozo de Jerez y de ahí me trasladaron a la Audiencia Nacional, donde el juez me explicó los motivos de mi detención. Allí testifico y me dejan en libertad con medidas cautelares. Son medidas cautelares mediante las cuales me bloquean las cuentas de forma cautelar y me retiran el pasaporte.

<p>David Morales, en una de sus operaciones internacionales</p> Cedida

Ese fue el principio del fin de UC Global.

Afirmativo. Yo no trabajo en España, yo trabajo fuera. Ya les dije que si me retiraban el pasaporte no iba a poder trabajar. Pero me dijeron que yo era una persona con muchos contactos en el extranjero y me podría escapar. No tuvieron en cuenta, por ejemplo, el arraigo, que yo estoy casado y vivo en Jerez, que es mi ciudad. O que en aquel tiempo yo tenía un cáncer hepático y estaba recibiendo tratamiento oncológico. ¿Cómo me iba a largar? De hecho, esa creo que fue una de las claves de todo este caso.

¿El cáncer?

Sí, me dieron seis meses de vida. Todos creíamos que me iba a morir. Incluidos unos trabajadores de UC Global que vieron ahí la oportunidad de quedarse con la empresa. Durante mi tratamiento estuve ausente. Cuando volví, empecé a ver cosas raras. Como que uno de dichos trabajadores estaba intentando vender información confidencial de la empresa por su cuenta. Dijo que estaba en su casa, de baja por diabetes. Pero me llamaron desde Ecuador para decirme que estaba en la frontera intentando vender información. Otro se quedó con el dinero de un trabajo de desminado en Jordania. Lo primero que hice a mi vuelta fue poner orden sobre todo aquello y los despedí.

Tras los despidos vino la querella.

Eso es. Una querella tramitada por el juez De la Mata en un tiempo récord. Pasó menos de un mes desde que la presentaron hasta mi detención. Los abogados de Julian Assange me acusaban de haber espiado ilegalmente a su cliente y haber traficado con esa información. Me dijeron que yo me reunía con agentes de la CIA, que iba cada 15 días a Estados unidos para entregar información. Llegaron a asegurar que cobro 200.000 euros al mes por esa información. Que vivo en una casa de lujo. ¡Que blanqueo dinero porque he hablado con una persona de Gibraltar! Nada de eso es verdad. Toda esa información la habían aportado tres testigos protegidos que son, curiosamente, esos empleados a los que despedí.

¿Cree que todo esto tiene un componente de venganza?

No tengo ninguna duda. Porque no tienen nada. No habrá ni juicio. Estamos en proceso de investigación. Pero no hay nada.

[El auto judicial de agosto de 2018 sostiene que hay indicios de que Morales pidió a "esos operadores de UC Global desplegados físicamente en la embajada que tomaran las huellas dactilares de Assange. Estas huellas se consiguieron a través de una imprimación vertida en uno de los vasos que usaba. Los datos relativos a las huellas dactilares del asilado fueron manejados posteriormente por David Morales, sin conocerse el destino que habría dado a esa información. En otra ocasión, los operadores de UC Global que trabajaban en la embajada sustrajeron documentación a Assange y desde la empresa se encargó un informe caligráfico que igualmente manejó Morales en adelante, sin que se conociera el destino que habría dado al mismo"].

<p>David Morales, cuando aún existía su empresa UC Global</p> Cedida

Dicen esos testigos que usted le pasaba a información a la CIA, que iba a Las Vegas y que allí se veía con Adelson, el gran financiador de la campaña de Donald Trump.

Yo he trabajado para el señor Adelson en, por ejemplo, la protección de su yate. Y he trabajado muy bien. Por eso la defensa de Assange trianguló esas informaciones y concluyó que yo iba a Estados Unidos a pasarle la información a la CIA y a Adelson, que se la pasaba a Donald Trump. Una fantasía que queda muy bien como película de espías, pero que es absurdo. Si le hubiera pasado la información a la CIA no tendría que ir a Estados Unidos, con cruzar la acera y entregarla en la embajada norteamericana sería todo más rápido y discreto, ¿no?

[El auto judicial de hace tres años dice que hay indicios de que "el espionaje alcanzó incluso al jefe del Servicio Nacional de Inteligencia de Ecuador, Rommy Vallejo", y que David Morales "ordenó que se realizaran seguimientos al abogado, coordinador de la defensa de Assange, Baltasar Garzón. En concreto, se desarrollaron seguimientos en Madrid, monitoreando una reunión de Garzón y el expresidente de Ecuador Rafael Correa, haciéndole objeto de seguimiento por carretera, toma de fotografías de su persona y de su domicilio"].

Se ha publicado que hay horas y horas de grabaciones apoyando la versión de la defensa de Assange.

Que las saquen. Porque de momento no han aportado ni una a la investigación. El caso cambió de juez, porque el magistrado De la Mata, que es el que la empezó, fue nombrado miembro de Eurojust y destinado a La Haya (Holanda). Ahora se ha hecho cargo el juez Pedraz y lo está agilizando todo. La defensa de Assange se basa en suposiciones, en algún comentario en el entorno de la empresa en el que yo había dicho que “nos pasábamos al lado oscuro”, que es una frase de La Guerra de las Galaxias. Nada más.

[La defensa de Assange ha sido contactada por este diario, pero no han querido entrar a valorar el testimonio de Morales. Sí que aseguran que han acreditado cientos de horas de grabaciones, correos comprometidos y chats en sede judicial, que acreditan el espionaje al que presuntamente fue sometido el fundador de Wikileaks por parte del mercenario jerezano. Que la parte más complicada está siendo la colaboración de las autoridades estadounidenses, pero que con el material aportado es suficiente para que se vaya a juicio. A priori, la decisión de Pedraz, de archivar o fijar una fecha para el juicio, tendrá lugar el próximo mes de febrero, que es cuando finaliza la segunda prórroga de la investigación].

Sí que hubo un intento de extorsión al abogado de Julian Assange con información comprometida de su representado

Pero no fui yo ni nadie de mi empresa. Es otra historia. Eso sucede después, cuando nosotros ya no estábamos contratados por el gobierno ecuatoriano. Cuando el servicio había sido asignado a Promsecurity. Hubo un intento de venta de información por parte de un periodista español y dos informáticos, que no tienen nada que ver conmigo ni con UC. Ya estábamos fuera. En esa conversación en la que supuestamente intentaron extorsionar a Aitor Martínez, es uno de los propios informáticos el que reconoce que las grabaciones sólo tienen audio desde que están ellos en el servicio. Nosotros, mientras estuvimos al cargo, no grabábamos audio, ni pusimos cámaras ocultas, ni micros, ni nada. Ésos presuntos extorsionadores fueron detenidos y están a la espera de juicio.

¿Por qué entonces la denuncia va contra usted?

Porque la Fiscalía de Ecuador desestimó el caso. No vieron que Promsecurity hubiera cometido ningún delito y archivaron el caso. Pero a la defensa de Assange le interesa que se declare la nulidad del juicio de extradición a Estados Unidos, por lo que siguieron con la historia del espionaje, pero contra mí. Ahí se encontraron con estas personas que querían vengarse de mí y aportaron un montón de material confidencial de la empresa para sostener esa querella. Vídeos, correos… Pero en ninguno hay nada de lo que dicen. Lo que sí han hecho desde la defensa de Assange ha sido filtrar muchos datos de este caso para formar mucho ruido mediático, que es lo que buscan con el entorno de Assange, inventándose una historia de un mercenario que le pasa información a Donald Trump. Baltasar Garzón llegó a decir en La Sexta que yo pretendía matar a Assange, pero luego ante el juez se desdijo.

¿Cuál es el próximo paso en este caso?

A principios de febrero se acaba la segunda prórroga para recabar información. No hay juicio fijado. Están en fase de investigación. Se están estudiando las pruebas y a partir de ahí, si el juez ve indicios de delito fijará un juicio, y si no archivará el caso. Lo que sucede es que yo sigo con las cuentas bloqueadas y el pasaporte retirado. Han buscado mi muerte civil. Mi ruina como emprendedor.

Y si sale limpio, ¿reactivará UC Global?

No lo creo. Yo ahora estoy trabando digamos como freelance y no me va mal. Me ha desencantado mucho encontrarme con estos problemas dentro de la empresa. Yo no lo hacía por dinero; facturábamos mucho, pero todo lo reinvertía y lo empleaba en crecer. Todo se acabó con la querella. No quiero montar más empresas en España. En este país pasan estas cosas: mira Sandro Rosell, que se comió dos años de cárcel por nada. Yo por quien más lo siento es por mi familia, que mi mujer lo ha pasado mal porque también la implicaron en la querella, aunque ya por fin el juez ha visto que ella no tiene nada que ver y la ha sacado. Yo trato de no mirar prensa; la información me llega por mi madre, que no sé cómo se activó una alerta en el teléfono para cada vez que hay una noticia sobre Assange y me la manda. Yo estoy más tranquilo, pero tomaré las medidas legales correspondientes cuando todo esto acabe.