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Investigación

El asesino de Erika se ensañó con ella y una puñalada en el pulmón resultó mortal

La investigación apunta a que Igor Postolache se autolesionó con la misma arma con la que acuchilló el rostro y el cuello de la menor

Gente apostada en torno al portal el día del crimen. LNE

Igor Postolache, el moldavo de 32 años detenido como presunto autor del asesinato e intento de agresión sexual de Erika Yunga, la niña de 14 años a la que, supuestamente, mató en Oviedo tras asestarle varias puñaladas en el rellano del primer piso del número 69 de la calle Vázquez de Mella, se ensañó con la víctima. Según ha podido saber este diario, la investigación apunta a que el hombre, que este martes fue trasladado a la cárcel del Asturias, se autolesionó con la misma arma blanca con la que previamente acuchilló a la menor en el cuello y en el rostro, provocándole la muerte tras perforarle un pulmón.

La reconstrucción más probable de los hechos, ocurridos en torno a las tres de la tarde del pasado día 5 de este mes, es que el hombre empezó a apuñalar a la joven en medio de las escaleras que van desde el portal hasta el primer piso. La primera cuchillada se la propinó por detrás en el cuello y debido a su profundidad habría llegado a perforar uno de los pulmones de la niña, lo que no impidió que su verdugo siguiera dándole cuchilladas en el rostro mientras la joven se desplomaba en el rellano.

El rastro de sangre evidencia que el hombre arrastró el cuerpo, todavía con un halo de vida, hasta el interior del 1ºE, donde Postolache vivía en régimen de alquiler desde el 22 de marzo. Cuando el hermano y el padre de la víctima decidieron bajar al ver que la menor se demoraba demasiado tras tocar el timbre en el portal solo encontraron una prenda de la menor y el rastro de sangre que los llevó a llamar a la Policía Nacional.

Los agentes lograron acceder al piso por una ventana a través del patio interior al que entraron gracias a la colaboración de un vecino. Una vez dentro se encontraron a Erika agonizando. Trataron de reanimarla sin éxito mientras el único y principal acusado se atrincheró en el baño. Finalmente se entregó aunque, al abrir la puerta, los policías se encontraron con un panorama dantesco. Igor se había propinado un buen número de cuchilladas por distintas partes del cuerpo y las manos. En su caso ninguna fue tan grave como para provocarle la muerte, si bien tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital, donde fue operado durante varias horas con alguna complicación debido a la abundante pérdida de sangre que había sufrido.

Mientras los sanitarios luchaban por salvar la vida del presunto asesino, la conmoción se expandía desde Vázquez de Mella a toda Asturias e incluso a toda España. El cuerpo de la niña era levantado unas tres horas más tarde del deceso para ser trasladado al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, donde los forenses le practicaron una autopsia cuyo resultado será determinante para tratar de esclarecer los cabos sueltos del crimen. Los padres de la joven, recluidos en su piso junto a sus otros dos hijos y acompañados por varias hermanas de La Inmaculada, con cuya comunidad colaboran, no pudieron evitar asomarse a la ventana para despedir entre sonoros llantos al furgón que trasladó a su hija.

Los forenses descartaron la posibilidad de que la niña fuese víctima de una agresión sexual. Todo apunta a que tanto las cuchilladas como el traslado del cuerpo desde el rellano al piso del detenido se produjeron en un lapso de apenas diez minutos, aunque la Fiscalía imputa al arrestado un posible delito de agresión sexual en grado de tentativa, teniendo en cuenta los antecedentes de acoso, todos ellos de carácter leve, –aunque llegó a ser detenido en una ocasión– que acumulaba Postolache en los últimos años.

De momento, el todavía solo sospechoso a ojos de la justicia se ha negado a colaborar. El moldavo, que llevaba más de tres lustros viviendo en Soto de Trubia, se negó a declarar ante la jueza, a pesar de la disposición de esta a desplazarse al hospital. También declinó contratar abogado o ponerse a cargo de uno de oficio. El juzgado decretó su ingreso en prisión y después de pasar a planta el lunes, este martes fue trasladado a la enfermería de la cárcel de Asturias, donde está siendo controlado por los funcionarios y un preso-sombra para evitar un posible intento de suicidio. Ni siquiera su madre, que llegó a solicitar a la familia de Erika un perdón que estos no consideran necesario, quiere hablar con Igor, el “chico raro” cuyo arrebato tiene descolocado hasta a sus más allegados.

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