Ser una persona despistada puede salir caro y puede llegar a provocar molestias al entorno. O las dos cosas a la vez. Esto es el que le pasó a una vecina de Girona que se dejó puesto el despertador de casa suya. Los hechos pasaron hace unas semanas en una vivienda del barrio de Montilivi y provocaron que la mujer fuera multada con cien euros.

Todo empezó con una llamada a la Policía Municipal de Girona a las 07:17 horas de la mañana de una persona que denunciaba molestias por ruidos procedentes de una alarma activada en el interior de un domicilio situado en la calle Joaquim Botet y Sisó. Se trata de un vial que conecta la calle Emili Grahit, a la altura del cuartel de la Guardia Civil con la plaza Ciudad de Figueres. 

Una vez recibida la llamada a la centralita de la policía, una patrulla se dirigió al lugar concreto donde se aseguraba que había el sonido de la alarma. Los policías comprobaron trece minutos después de que el sonido procedía exactamente de la vivienda que la llamada había señalado.

Eran las 07:30 horas de la mañana. Era una molestia causada por una alarma tipo despertador con un sonido discontinuo o intermitente. La policía comprobó que adentro del domicilio no había nadie en aquel momento, puesto que, probablemente la persona que suele residir no estaba. Los vecinos explicaron que hacía dos días que se sentían los ruidos de aquella alarma y que, por eso, habían decidido llamar a la policía.

Una vez hechas todas las comprobaciones, los agentes del cuerpo policial decidieron levantar acta de denuncia. Eran las 07:37 horas. El día siguiente, la Policía Municipal pudo notificar a la vecina que había sido denunciada por los ruidos continuados procedentes de su vivienda por el despertador que no había desconectado en un horario inadecuado según la ordenanza municipal reguladora de ruidos y de vibraciones.

Este texto, vigente desde el mes de febrero del año 2013, recuerda que «el ruido es actualmente una de las principales causas de preocupación ciudadana, puesto que incide en la calidad de vida de las personas y, además, puede provocar efectos nocivos en la salud y en el comportamiento, tanto individuales como sociales». En diferentes artículos deja claro que no está permitido, por ejemplo, lo que hizo la vecina: un sonido innecesario en un horario que se considera que es de descanso: de las once de la noche a las ocho de la mañana.