Caso Abierto - La Provincia - Diario de Las Palmas

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¿Quién ayudó a fingir la muerte del supernarco Carvalho en Marbella?

Las autoridades brasileñas informaron a las españolas de que las huellas y el rostro de Wouter coincidían plenamente con las de Sergio Roberto de Carvalho, el narcotraficante de cocaína más buscado en su país y al que ya llaman el Pablo Escobar brasileño

Sergio Roberto de Carvalho, en el centro.

Oficialmente, Paul Wouter murió por Covid-19 a las 10.50 horas del 29 de agosto de 2020 en un piso de la calle San Juan Bosco de Marbella. Su fallecimiento a los 54 años por Covid impidió que fuera procesado en Galicia en el entonces inminente juicio por los 1.700 kilos de cocaína que la Policía Nacional interceptó en el Atlántico en 2018 en el remolcador Titán III. Wouter fue detenido en Marbella en 2018 por esta causa cuando pasaba una temporada en Villa Blanca, una exclusiva vivienda de la Urbanización Capanes del Golf, en Benahavís, y la Fiscalía Antidroga llegó a pedir para él 13 años de prisión hasta que su defensa presentó en la Audiencia de Pontevedra el certificado de defunción de Wouter y los papeles de su incineración en Marbella.

Como los muertos no se sientan en el banquillo, su causa judicial se archivó, pero las alertas no tardaron en saltar. Las autoridades brasileñas informaron a las españolas de que las huellas y el rostro de Wouter coincidían plenamente con las de Sergio Roberto de Carvalho, el narcotraficante de cocaína más buscado en su país y al que ya llaman el Pablo Escobar brasileño por su capacidad para introducir anualmente en Europa 45 toneladas de polvo blanco. La información era buena. La Policía Nacional comprobó que Carvalho llevaba años campando a sus anchas por el viejo continente con un pasaporte legal a nombre del hombre incinerado en Marbella, un surinamés con condición de holandés. Los investigadores volvieron a poner al narco en su punto de mira y estuvieron a punto de cazarlo en una gran operación que sumó casi 50 detenidos en varios países, entre ellos España. Pero el narco resucitado consiguió desaparecer tres días antes del operativo bajo otra identidad tras coger un vuelo en Lisboa. El mayor Carvalho, como también lo conocen en su país desde que lo expulsaran en 2008 de la Policía Militar por su relación con el narcotráfico, hizo varias escalas por Europa y dejó un último rastro en Rusia, aunque fuentes de la lucha contra el crimen organizado consultadas por este diario dan por hecho que actualmente ha fijado su residencia en Dubái.

Desde entonces es uno de los narcos más buscados del mundo, pero en España han quedado algunos cabos por atar. ¿Cómo consiguió fingir la muerte de su alter ego en Marbella? ¿Quién le ayudó? ¿Se logró sólo falsificando papeles o también consiguieron un cuerpo para dar el cambiazo? ¿El cuerpo de quién? ¿Lo incineraron a nombre de Wouter? El punto de partida es el certificado de defunción en el que constan el nombre del fallecido y otros dos varones: el de un amigo en calidad de testigo del óbito y el del facultativo que certifica la muerte. El de este último coincide con el de un médico especialista en estética y antienvejecimiento de Marbella e inscrito en el Colegio de Médicos de Málaga que no ha querido atender a La Opinión. Además de este certificado, a todo fallecimiento le siguen otros trámites ineludibles. Dar cuenta del óbito en el Registro Civil, la obtención de la licencia de entierro o incineración, el traslado hasta el cementerio o crematorio y la correspondiente sepultura o cremación. En ese orden y funeraria mediante. Las fuentes de este sector consultadas coinciden en dos cosas. Que quieren anonimato y que la forma que más les encaja para lograr el objetivo de Wouter es consiguiendo un cadáver. Así, una vez obtenido el certificado de defunción, el cuerpo se introduce en el ataúd y este no suele volver a abrirse. Y mucho menos durante las fechas de las que hablamos, con la pandemia desbocada y un estricto protocolo funerario que exigía introducir a los fallecidos por Covid en bolsas estancas y en féretros que no volvían a destaparse bajo ningún concepto. El coronavirus jugaba a su favor. Si la opción elegida es la incineración, la prueba se convierte en polvo. En opinión de estas fuentes, otra opción que no sea obtener un cuerpo y reducirlo a cenizas implicaría la participación de más personas. También puntualizan que el documento que acredita una incineración no es oficial.

Fuentes funerarias apuestan por que la trama utilizara el cadáver de otro hombre, se aprovechara del riguroso protocolo con los fallecidos por coronavirus en plena pandemia y lo incineraran, ya que otra opción implicaría la participación de más personas

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Fuentes del Ayuntamiento de Marbella, propietario de los cementerios de la ciudad y el crematorio que gestiona una empresa concesionaria, aseguró hace unas semanas que no les consta investigación alguna sobre estos hechos, aunque apuntan que eso no significa que no exista. En la Audiencia de Pontevedra, donde Wouter iba a ser juzgado antes de su muerte, no se ha movido ficha. Fuentes judiciales explicaron hace unos meses que, con la documentación que se dispone, ese fallecimiento es legal y que hasta el momento no se investiga lo contrario porque nadie lo ha impugnado. En la Fiscalía de Pontevedra, por su parte, sí parece que tienen más dudas. Fuentes de esta institución indicaron que Wouter sigue figurando como desaparecido o fallecido pese a que hay serias dudas sobre esta situación, pero que están a la espera de que la Audiencia de Pontevedra dicte sentencia sobre el caso del Titán III para estudiar qué hacer al respecto.

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