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En Ciudat Vella

Noche con la Guardia Urbana de Barcelona: robos, intentos de suicidio, peleas y botellones

Este periódico acompaña a las cuatro patrullas del cuerpo municipal en Ciutat Vella en la primera noche festiva de la Operación Verano

Un momento del patrullaje de madrugada de la Guardia Urbana de Barcelona. MANU MITRU

"Que me insulten entra en el sueldo", explica uno de los policías de las cuatro patrullas de la Guardia Urbana de Barcelona que esta madrugada del 4 de junio están operativas en el distrito de Ciutat Vella. "Ese no es el problema", añade uno de sus compañeros. "Lo que nos preocupa es que vemos que cada vez nos respetan menos, que se enfrentan a nosotros, que si están en grupo se jalean para desafiarnos y que, a menudo, pueden acabar agrediéndonos", coinciden.

Los policías municipales señalan que la exasperante pandemia ha ido crispando a ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes, que acabaron por hartarse de las prohibiciones. Y que ahora que estas han desaparecido, abundan los que no toleran la más mínima intervención policial que les ruegue que dejen de beber en la calle o poner música con altavoces en la vía pública, actividades que, con coronavirus o sin él, están prohibidas en Barcelona y deben ser perseguidas. La ciudad se está despertando "fuerte" del letargo que ha significado el covid-19, avisan. El Periódico de Catalunya ha seguido esta pasada madrugada a las patrullas de la Guardia Urbana por el distrito más antiguo de la ciudad. Esto es lo que ha encontrado:

Arrestado el ladrón de un Rolex 

Son poco antes de las diez y ya se ha cometido el primer delito que requiere de su atención. Un 'relojero', es decir, un ladrón violento especializado en arrancar relojes de gama alta de muñecas de turistas, ha robado un Rolex en la calle de Sant Pere Mitjà valorado en unos 20.000 euros y se ha dado a la fuga. No ha ido muy lejos: agentes han podido detenerlo a los pocos minutos, mientras estaba intentando esconder el reloj en un portal del vecindario. "A la víctima no hemos podido encontrarla, imaginamos que se ha asustado y se ha marchado al hotel", lamentan detallando algo que no es infrecuente. 

Una hora más tarde, la Urbana, acompañada de sus antidisturbios, comienza el desalojo de las plazas de Els Àngels o Terenci Moix. Lo hacen antes de la medianoche para permitir que puedan entrar los equipos de limpieza. "¿Y si no los echara a la policía, estos jóvenes se enfrentarían a los equipos de limpieza y les impedirían hacer su trabajo?". Los policías asienten para responder. En realidad, y a pesar de que esta noche no están especialmente revoltosos porque son menos que de costumbre gracias al Primavera Sound, ha habido algunos jóvenes que han decidido ignorar los dispositivos luminosos de las patrullas. "A estos sí los multamos por beber en la calle, son 15 euros si se pagan enseguida", aclaran. 

Mientras trabajan en disolver botellones, entra una llamada de un intento de suicidio. Una mujer de 28 años ha sido sorprendida lanzándose a la vía del metro de la Barceloneta. Los vigilantes la han descubierto a tiempo y la mujer se ha ido, según el aviso, a intentarlo de nuevo en otra estación. Afortunadamente, agentes de la Urbana la interceptan antes y ella acaba aceptando un ingreso voluntario en un psiquiátrico.

Pelea con navaja 

Antes de que acabe el 'pastoreo' para vaciar de jóvenes las plazas del Raval –así llaman a la estrategia de empujar poco a poco a la masa para que libere el espacio–, entra por emisora una pelea con arma blanca. Dos jóvenes que frecuentan un bar ubicado cerca del monumento del gato de Botero se han enzarzado en una agria reyerta. Uno de ellos presenta varias heridas y además ha sido amenazado y pinchado con una navaja. El agresor, mucho más joven que él, acaba detenido. 

Cuando el coche patrulla, tras finalizar el servicio, rodea la Rambla del Raval para proseguir con el vaciado de botellones, una joven rubia argentina lo aborda y habla atropelladamente porque le acaban de robar el móvil. "Lo he consultado un momento para buscar una calle, lo he metido en la cartuchera y a los pocos segundos ya no estaba". Los agentes bajan del coche y se dirigen al punto exacto donde la mujer cuenta haber sido asaltada. Ha sucedido frente a un hotel de la calle de Hospital que dispone de cámaras. Las grabaciones lo han captado: se ve como un hombre se ha colocado justo detrás de ella y que, en cuanto ella ha guardado el teléfono en la cartuchera, ha metido sigilosamente la mano en la riñonera y ha sacado el dispositivo sin que se percatara. 

Robo violento

Sobre las dos de la noche, entra un nuevo servicio relacionado con otro robo violento. Una pareja de hombres que había acompañado a una amiga a coger un taxi es violentamente asaltada por un carterista en la calle d’En Roig. A uno le ha arrancado una cadena de oro y a otro, el teléfono móvil. Por suerte, los gritos de ambas víctimas alertan a otra patrulla de la Urbana, que echa el freno, desciende del vehículo y emprende a pie una persecución que acaba atrapando al sospechoso. Este, reducido por la Urbana, se resiste cuanto puede y acaba vacilando a los policías: "Saldré enseguida de la cárcel". 

"No sé que ha pasado, yo llevaba el teléfono en la mano", explica uno de los hombres, visiblemente alterado. "Yo ni me he dado cuenta de que había tratado de robarme la cadena de oro", subraya la otra víctima, que tiene una marca rojo en el cuello debido al tirón que ha recibido pero da signos de estar bloqueada por el susto.

Los incidentes han seguido entrando a lo largo de la noche. Los últimos han sido hurtos, registrados durante la franja que coincide con el cierre de bares y discotecas. Varios clientes se han acercado a playas como la del Somorrostro donde los esperaban 'descuideros' que les han birlado sus pertenencias mientras ellos reposaban sobre la arena un rato, antes de regresar a casa.

La normalidad delincuencial

Pocos indicadores más fiables para medir el pulso a la ciudad que observar los datos delincuenciales. Durante el 2020 y el 2021 se registraron datos bajísimos. Este 2022 apunta es distinto, la criminalidad se está recuperando. "Sobre todo se nota el repunte de los robos violentos" explican fuentes policiales. El Periódico de Catalunya ha presenciado tres solo esta noche sin necesidad de salir de Ciutat Vella

Se trata de una consecuencia no deseada de la recuperación económica y, sobre todo, del retorno del turismo. Que los ladrones hayan vuelto y los botellones no se hayan ido no significa para el teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, que la ciudad deba resignarse a sufrir un estío de delitos e incivismo. El pasado lunes, durante la presentación del dispositivo que se alargara hasta el 5 de septiembre, animaba a no rendirse al advenimiento de los efectos secundarios de la recuperación "como si fueran la undécima plaga de Egipto". En eso están los policías.

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