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Tribunales

El "infierno" de 'Yoko', prostituida en Oviedo: "Me pegaban, tenía mucho miedo"

La tailandesa relata las amenazas de “Moncho”, proxeneta y novio de su tía, que afronta 15 años por obligarla a ella y a otra joven a vender su cuerpo

El acusado, el pasado mes de marzo, durante la primera vista del juicio.

La tailandesa Andyani, más conocida en los ambientes de prostitución como 'Yoko', llegó a España hace una década con 22 años con la intención de trabajar de camarera para mantener a su hijo y a sus padres. Once años después, aún le cuesta hablar la lengua de Cervantes. En la sección segunda de la Audiencia, declaró este miércoles, con ayuda de una intérprete, que fue su tía Udonlak quien la convenció para venir. Nada más pisar España, su tía y el novio de ésta, el sierense José Ramón P. P., “Moncho”, le comunicaron que les debía 20.000 euros. “Me dijeron que tenía que trabajar de puta, yo no conocía ni el idioma”, aseguró en la vista. “Mi tía me pegaba delante de ‘Moncho’ y él me amenazaba. No podía salir del piso sin ella, no quería que conociese a nadie. Solo era trabajar, trabajar y trabajar, tenía mucho miedo”, relató. “Mi vida fue un infierno”, escribió a la fiscalía hace diez años, cuando logró escapar. El juicio ha tardado tanto en celebrarse porque “Moncho” y su novia se escaparon a Tailandia en 2015. “Moncho”, que se enfrenta a una condena de 15 años de cárcel y está defendido por el letrado sierense Juan Luis Berros, regresó a España en 2020 y fue detenido nada más pisar el Aeropuerto de Barajas.

“Yoko” dijo que tenía que trabajar para dar el 50 por ciento de lo que ganaba a su tía y a “Moncho”, más 500 euros de alquiler por el piso donde vivía. El hombre, único en sentarse en el banquillo, porque su novia está todavía en Tailandia –donde este mismo miércoles amenazó a los padres de “Yoko” para que no declarara contra el presunto proxeneta, según aseguró ella–, suministraba además drogas a los clientes de los distintos burdeles que regentaban en diversos lugares de Oviedo: pisos en las calles Arquitecto Tioda, Joaquina Bobela y Peñasanta de Enol, así como en la avenida de Lisboa, más el club Bocaccio. Aparte, las chicas iban al Elvis de Llanera y La Ribera de Ribadesella. Al final, la joven tuvo que escapar con ayuda de un novio al que pudo conocer mientras ejercía la prostitución. Su tía quería que regresase para pagar 800 euros por unas llamadas a Tailandia.

Los agentes de la Policía Nacional descubrieron además que los proxenetas se casaban con algunas de las prostitutas para conseguir papeles. Este miércoles declaró Vipada, que estuvo casada seis años con José Ramón P. P.. La mujer negó que se hubiese casado para regularizar su situación. “Fue por amor”, señaló en su macarrónico castellano. La mujer negó haberse dedicado a la prostitución, sino a los masajes. De hecho, le había conocido cuando éste hacía un curso de masajes terapéuticos en Tailandia. Al parecer, un hermano de “Moncho” se casó con otra Tailandesa durante un breve espacio de tiempo.

Por supuesto que José Ramón P. P. negó cualquier relación con la prostitución. La fiscal, sin embargo, mantuvo su petición de 15 años para él, así como el pago de 60.000 euros para cada una de las víctimas. Su defensa pidió la libre absolución. El juicio quedó visto para sentencia.

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