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Agresión sexual

Un acusado por una violación en Zaragoza alega eyaculación precoz para defenderse

El acusado, en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza. L.M.G.

Las violaciones maritales son un tipo de violencia machista que cada vez más se denuncian y acaban llegando a juicio. Ejemplo de ello es el caso que este lunes se enjuició en la Audiencia se Zaragoza en el que un joven se sentó en el banquillo por forzar a su esposa y madre de dos hijos en común y que acabó alegando un problema de eyaculación precoz el motivo de la pelea por la que acabó detenido. M. H. A. M., venezolano de 31 años, afronta diez años de prisión.

Los hechos que ella dijo no recordar para guardar silencio se remontan a septiembre de 2020 en una vivienda social de una ONG. La joven explicó a los agentes de la Policía Nacional que estaba dormida y que el acusado se metió en su cama y quiso abusar de ella sexualmente. Que se despertó y trató de quitárselo de encima a golpes y arañazos, pero que no pudo porque la agarró de las manos y la penetró.

El procesado, por su parte, aseguró que fueron relaciones sexuales consentidas. Afirmó que se acercó a la cama, le dijo de hacer el amor y ella le espetó que no, que estaba cansada. Él insistió y al final acabo accediendo, tras decirle, según él, "pero algo rápido". Y lo fue, tal y como reconoció el propio joven, quien aseguró que tiene un problema de eyaculación precoz. "La dejé insatisfecha y me empezó a decir que era poco hombre, me pegó y yo me defendí", aseveró el encausado.

Una explicación que sorprendió al abogado de la denunciante, Alberto Peiró, quién le preguntó: "¿Como puede ser que ella se enfade por su eyaculación precoz si le dijo que quería algo rápido?". El procesado le contestó: "No la complací, por eso".

Sea como fuere por la sala de vistas también fue llamada a declarar la única testigo de los hechos, si bien incurrió en varias contradicciones. Ella era otra de las familias que residía en un piso social del barrio zaragozano de San José y aseguró que vio al joven dándole una patada a la chica. Sin embargo, luego explicó que la puerta la tenía cerrada.

Los forenses que atendieron a la mujer en el hospital Materno Infantil de Zaragoza, tal y como marca el protocolo, vieron que tenía lesiones de agarre, pero ninguna más, lo que podría ser compatible tanto con haberla forzado como con la discusión en la que él le pidió que parase, que estaban los niños delante.

Para la defensa, ejercida por la abogada Marta Infante, no hay ninguna prueba que indique que hubo una violación y puso en valor que el acusado contó en la Policía Nacional la misma versión del juicio. El caso quedó visto para sentencia.

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