La Audiencia de Alicante ha impuesto doce años de prisión por homicidio al indigente que mató a golpes a otro durante una pelea en una casa okupa en la partida Armanello de Benidorm, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo considera probado que el acusado actuó "con total desprecio" por la vida de la víctima, al que tras pegarle la brutal paliza, en la que recibió 17 golpes. lo metió en un carrito de supermercado para trasladarlo hasta un camino de tierra, donde lo dejó tirado. El fallo no es firme y contra él cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad (TSJ). El fallo señala que, aunque el acusado estaba repeliendo un ataque de la víctima, con su violenta reacción ante una persona que era físicamente inferior a él y que se encontraba bajo los efectos del alcohol, pasó a convertirse de hecho en el agresor, "produciéndose un cambio cualitativo en la situación de los contendientes".

Stasys V., lituano de 41 años al que se conoce con el alias de Alex el Ruso, fue declarado culpable de homicidio por unanimidad por un jurado popular tras el juicio por la muerte a golpes de otro indigente el 13 de septiembre de 2020. La víctima era un hombre de nacionalidad búlgara de 33 años, Zsolt L., que pocos días antes se había instalado en la misma casa que su agresor. Tras el veredicto, el magistrado José Antonio Durá ha dictado sentencia con la pena que deberá cumplir el encausado. El jurado consideró probado que ese día se inició una fuerte discusión, tras la que el acusado le golpeó violentamente y por distintas partes del cuerpo. Los golpes le causaron una fractura en el cráneo y una fuerte hemorragia interna por los daños sufridos en el hígado y en un riñón, lesiones que acabaron causando la muerte de la víctima.

El fallo recuerda que el jurado se basó en las declaraciones del propio acusado que reconoció haber estado en el lugar de los hechos y haber mantenido una pelea con el fallecido. El tribunal popular valoró que no eran las únicas pruebas contra él, ya que las huellas de su calzado fueron halladas en el camino de tierra donde se encontraba el cadáver; mientras que otra pareja que residía en la misma casa aseguró haber visto al acusado llevando a la víctima en un carrito, diciéndoles que "iba a tirarlo a la basura".

El jurado no consideró probado que, en el momento de la paliza, el acusado no tenía intención de matar a la víctima, valorando que las relaciones entre ellos eran "poco significativas o inexistentes", porque apenas se conocían. Según el fallo, aunque el acusado no pretendía acabar con la vida del fallecido, "el resultado se preveía altamente probable y no obstante obró en la forma en que lo hizo, hasta 17 golpes por todo el cuerpo, incluyendo zonas vitales como la cabeza, el hígado o el riñón, con tanta violencia o intensidad que determinaron inevitablemente su fallecimiento, al ocasionarle hemorragias internas en las zonas afectadas". La sentencia recuerda también otras circunstancias por las que el acusado tuvo que admitir o representarse el resultado como altamente probable como la intensidad de los golpes o el hecho de abandonar el cuerpo en un carrito.

El fallo recuerda que el jurado vio probada la versión del acusado de que la víctima se había abalanzado sobre él con un abrelatas en actitud agresiva, una versión para la que también se han apoyado en lo que relataron en el juzgado los otros indigentes que estaban en la casa. Sin embargo, el tribunal popular entiende que había "una superioridad corporal" del acusado frente la víctima, que se encontraba bajo los efectos del alcohol. De todas maneras, la sentencia rechaza para el acusado aplicar atenuantes por legítima defensa o por embriaguez. "El acusado no se limitó únicamente a repeler una agresión, pues a su mayor envergadura, se añade una reacción o un ataque desmedido".

130.000 euros para los padres de la víctima en su país

La sentencia establece una indemnización de 130.000 euros para los padres de la víctima en concepto de daños morales. Durante el juicio, trascendió que la Policía llegó a notificarles en Bulgaria la muerte de su hijo, pero que éstos no llegaron a creérselo. De todos modos, dado que tanto el agresor como la víctima eran indigentes y vivían en casas abandonadas, es complicado que puedan ver dinero de esta indemnización. El acusado llegó a plantear a la Sala antes del final del juicio en su turno de última palabra la posibilidad de ser deportado a su país en el caso de que fuera condenado. J. A. M.