El director del Instituto Nacional de Toxicología, Antonio Alonso, explicó ante la jueza que investiga la muerte de la tía política del actor Luis Lorenzo que el fallecimiento pudo no deberse a un envenenamiento porque la alta concentración de metales pesados en su cuerpo podría deberse a un "trasvase postmortem".

La jueza madrileña que investiga la muerte de María Isabel Suárez, por la que mantiene investigados a su sobrina Arancha Suárez y al marido de ésta, el actor Luis Lorenzo, tomó declaración este jueves al director del Instituto Nacional de Toxicología, a otra responsable del organismo, a dos neurólogos y la directora de una entidad bancaria.

Alonso explicó que hay estudios hechos en países como Estados Unidos que determinan que la alta cantidad de metales pesados hallados en la sangre de un fallecido se debía a un trasvase tras la muerte: los metales pesados se redistribuyen desde los órganos que se van descomponiendo hasta la sangre, que termina acumulándolos. Si hubiese sido envenenada, dijo, los niveles de cadmio y manganeso en sangre serían parecidos.

Otra responsable del Instituto relató a la magistrada que fue a Asturias a hablar con la forense que practicó la autopsia, por si se consideraba necesario llevar a cabo una ampliación, lo que finalmente no se contempló en ese momento porque debía pedirlo el juzgado. La declaración coincide con la que hizo en el juzgado a finales de junio la jefa del Servicio Químico del mismo, que también apuntó a una muerte natural.

Este jueves también declararon dos neurólogos del Ramón y Cajal, que mantuvieron que la anciana sufría una demencia que avanzó rápidamente. No vieron nada raro en su deterioro. También declaró la directora de la sucursal en la que la anciana tenía su cuenta, que relató cómo Luis Lorenzo se hizo pasar por abogado para sacar dinero, pero ella no lo permitió porque sabía que María Isabel tenía capacidad plena.