El cerco judicial sigue estrechándose alrededor de Xavi Jiménez, el único imputado por el asesinato de Helena Jubany, un crimen que la familia de la víctima lleva más de 20 años tratando de resolver. Este viernes en el juzgado de Sabadell, donde el togado Juan Díaz Villar instruye la causa reabierta a finales de 2021, ha prestado declaración un testigo que ha desmontado una parte fundamental de la coartada de Jiménez: dónde estaba la tarde del viernes 30 de noviembre de 2001, cuando se pierde el rastro de la víctima y se sospecha que fue secuestrada por los individuos que acabaron lanzándola al vacío desde un terrado, semidesnuda y drogada, la madrugada del domingo 2 de diciembre de 2001.

El acusado y Jaume Sanllehí, ambos amigos y miembros de la sección de naturaleza de la Unió Esportiva de Sabadell (UES), se contradijeron frente a la Policía, pocos días después de la muerte de Jubany, cuando acababan de comenzar unas pesquisas que todavía no han terminado. Interrogado por los investigadores acerca de dónde se encontraba cuando Jubany desapareció, Sanllehí explicó que aquel viernes había estado en Barcelona tomando unas cervezas con unos amigos. A continuación, y en sentido contrario, Jiménez dijo a los agentes de la Policía Nacional que él había pasado aquella tarde en compañía de Sanllehí, preparando una excursión de la UES que se llevó a cabo al día siguiente, sábado 1 de diciembre de 2001.

Al salir de aquella declaración, ambos amigos se percataron de la contradicción, y Sanllehí acudió voluntariamente al día siguiente a la comisaría para retirar su primera declaración y hacerla coincidir con la coartada de Jiménez: se excusó y mantuvo que la tarde del 30 de noviembre no había estado en Barcelona sino, tal como había dicho Jiménez, en las instalaciones de la UES, preparando junto a este la excursión a Artés.

Este viernes, más de 20 años después, ha declarado en el juzgado un amigo de Sanllehí que ha afirmado que aquel viernes 30 de noviembre Sanllehí no estaba en Sabadell sino junto a él en Barcelona. Es decir, que la primera versión que dio en su día Sanllehí era la correcta. El amigo de Sanllehí ha detallado que tenían la costumbre de reunirse cada viernes en la cafetería Zurich de Barcelona y tomar cervezas por dos o tres bares de la zona. Según Benet Salellas, el abogado que defiende los intereses de la familia Jubany, este amigo de Sanllehí, que se puso en contacto con ellos tras ver los capítulos que la serie de Crims dedicó al asesinato de Jubany, ha declarado esta mañana que recuerda que estuvieron juntos porque ese viernes en concreto estaban celebrando su cumpleaños.

Con esta declaración, la investigación ha conseguido arrojar un nuevo indicio sobre Jiménez, que se encuentra imputado y con medidas cautelares por esta causa: no tiene pasaporte y debe acudir mensualmente al juzgado para firmar. "Existen indicios suficientes que permiten afirmar que Xavi Jiménez participó de forma activa en la comisión del delito de asesinato de Helena Jubany". Con esta contundencia se expresaba el pasado mes de abril el juez Díaz Villar en un auto redactado tras escuchar a Jiménez e imputarlo formalmente por el asesinato de la bibliotecaria de 27 años.

La UES guarda silencio

Este viernes estaba también citado a declarar Francesc Macià, actual presidente de la sección de naturaleza de la UES y que ocupaba el mismo cargo en 2001. Macià, según los registros telefónicos de teléfonos fijos –no de los móviles que no ha sido posible consultar–, habló con todos las personas investigadas en esta muerte en los días posteriores a los hechos. Según el abogado Salellas, Macià, que ha esquivado a la prensa gráfica que ha hecho guardia frente al juzgado, se ha escudado en la falta de memoria para detallar frente al juez por qué se produjeron aquellas llamadas entre los miembros de un grupo que para la familia, en el mejor de los casos, sabe mucho más de lo que cuenta y, en el peor, está directamente implicado en el asesinato de la mujer.

Los anónimos

Helena Jubany recibió dos anónimos poco antes de ser asesinada (el 17 de septiembre de 2001 y el 9 de octubre de 2001). La Policía Nacional considera que el autor de estos anónimos es Jiménez. Ambos anónimos iban acompañados de refrescos: una horchata y un zumo de naranja. El juez señala en su auto que Jiménez sabía que Jubany adoraba la horchata porque había tomado ese refresco con ella en ocasiones anteriores.

Helena Jubany.

El segundo anónimo fue entregado en casa de Helena un día en el que no consta que Jiménez, entonces empleado en la Diputació de Barcelona, acudiera a su lugar de trabajo.

El contenido de los anónimos detallaba pistas, como que su autor quería estudiar inglés o que deseaba coincidir con Jubany en otra excursión con ella de la Unió Excursionista de Sabadell (UES), hicieron sospechar a Helana que Jiménez podría estar detrás de los mismos y así se lo contó a una amiga. Tanto Jubany como Jiménez eran miembros de la UES y el segundo se enamoró de ella y trató de seducirla sin éxito, un intento que generó el distanciamiento entre ambos, tal y como el imputado ha reconocido este viernes y el juez destaca en el auto.

Existe un vínculo claro entre los anónimos y el asesinato de Helena dado que en los refrescos que incluían se hallaron restos de benzodiazepina, el mismo somnífero que se encontró en en cadáver de la víctima y que se usó para sedarla y arrojarla inconsciente desde la azotea del edificio de la calle de Calvet d'Estrella de Sabadell.

Jiménez, además, conocía el lugar en el que residía Jubany, que se había instalado desde hacía poco en Sabadell. Y el contenido de los anónimos coincide con el de correos electrónicos que Jiménez envió a Jubany y en los que también se refería a las excursiones de la UES y a su intención de estudiar inglés.