"Tengo miedo a salir a la calle, a que me agarren, me doy asco a mí misma", aseguraba entre lágrimas la víctima, detrás de un biombo, tras relatar con dureza la violación que sufrió por parte presuntamente del hijo de la anciana a la que cuidaba en un domicilio de Oliva. Su presunto agresor sexual, que se enfrenta a diez años de prisión, negó ayer los hechos en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Valencia. Para tratar de justificar las lesiones que presentaba la cuidadora de su madre, el acusado esgrimió que simplemente le hizo "un masaje como los que le hago a mi madre, del cuello hasta los pies".

Esa fue su versión sobre lo ocurrido la madrugada del 5 de septiembre de 2020. Tras el masaje el acusado, de 51 años y nacionalidad española, afirma que tuvieron sexo, pero sin llegar a penetrarla. También niega que la tuviera retenida y que la amenazara de muerte si se lo contaba a alguien. Sobre los motivos por los que le habría denunciado la mujer, a la que contrató él como interna durante un mes tras poner un anuncio en Wallapop, el acusado dio vagas explicaciones: "como soy ignorante y una persona noble".

El relato de la víctima fue bien diferente y plagado de detalles de lo que aconteció esa noche. Primero se produjo un incidente con la cafetera, que explotó y tuvo que ponerse a limpiar hasta altas horas de la noche. Cuando terminó se fue a la ducha y al salir del baño con la toalla, "apareció este señor desnudo". Pese a que le insistió en que se marchara de su cuarto, la mujer afirma que éste le agarró con fuerza de la coleta y le obligó a hacerle sexo oral "hasta hacerme vomitar".

Además le introdujo los dedos en la vagina y la amenazó con matarla y que "esto iba a quedar entre nosotros". La víctima relató la angustia vivida para intentar escapar de la casa, al darse cuenta que estaba todo cerrado y que le había quitado las llaves y el teléfono. "Buscaba la manera de escapar de allí pero no había forma", recuerda. Mientras escuchó a la anciana decir algo así como: "lo volvió a hacer".

"Tengo miedo a salir a la calle, vivo en mi propia cárcel, no puedo ni salir al supermercado"

A las cuatro de la tarde llegó el hermano del acusado, quien le puso un juego de llaves y cinco euros para que se marchara. la víctima subió rápidamente al coche y se encerró, cogiendo un cuchillo para protegerse por si volvía a intentar sobrepasarse con ella. Desde entonces sufre importantes secuelas psicológicas y ha intentado suicidarse en dos ocasiones. "Vivo en mi propia cárcel, no puedo ni salir al supermercado", afirma, del miedo que tiene a ser violada de nuevo.

La defensa del acusado, que ejerce el letrado Alberto Gil, presentó unos mensajes de la víctima al hermano del acusado, efectuados cuando supuestamente la mujer no tenía acceso a su teléfono móvil, para tratar de desacreditar su testimonio. Sobre uno de ellos la agredida negó que lo hubiera mandado ella y respecto del otro es anterior a la agresión sexual denunciada.