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Investigación

Los forenses investigan si fueron las pastillas las que causaron la muerte a la niña asesinada en Gijón

Los investigadores aclaran las cantidades exactas y si se empleó algún otro tipo de medios físicos para matar a la niña

Los servicios funerarios, en la avenida de la vivienda donde fue hallada sin vida la menor.

El Instituto Anatómico Forense de Madrid analizará muestras biológicas de la pequeña Olivia García para aclarar cuál fue, con exactitud, el cóctel de pastillas administrados por su madre, Noemí Martínez Largo. Ella sostiene que para matar a la menor le administró tres fármacos que ella tenía en casa porque le habían sido recetados por sus médicos a raíz de sus sus problemas depresivos. Cuenta, en concreto, que le dio un medicamento del espectro del conocido Orfidal junto a dos analgésicos de uso común. Asegura que "machacó" ese cóctel de pastillas, las mezcló y se las dio a la pequeña, pero los expertos a cargo del caso no ven seguro que con estos tres medicamentos se pueda provocar una dosis letal. El caso se ha puesto en manos, ahora, de los investigadores del Anatómico Forense de Madrid, que aclararán las cantidades exactas que acabaron con la vida de la pequeña en un análisis que, según fuentes consultadas por La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, tardarán todavía "unas semanas" en completarse. Este informe dictaminará si la madre empleó algún otro tipo de medios físicos para matar a la niña.

El Instituto Anatómico Forense, en concreto, recibirá muestras de fluidos, pelo, uñas y piel de la niña para elaborar un informe toxicológico completo. Las dudas que surgen a los expertos se deben al tipo de medicación que la acusada asegura haber usado. Extraña, especialmente, el uso de analgésicos de uso común porque, si bien puede provocar reacciones adversas, su nivel de peligrosidad no parece "a priori" tan grave como para causar la muerte. De ahí que se vea necesario un análisis exhaustivo de las sustancias presentes en el cuerpo de la pequeña. Este análisis ahora en marcha resultará fundamental de cara al futuro juicio por asesinato con el que la mujer podría afrontar una condena de prisión permanente revisable.

La jueza encarceló a la madre de Olivia al descartar que tuviera trastornos graves

La madre de Olivia GarcíaNoemí Martínez Largo, no padece ninguna enfermedad mental grave que pudiera motivar el presunto asesinato de la pequeña de seis años el pasado domingo en un piso de la avenida de Gaspar García Laviana. Así lo entendió hace dos días la titular del Juzgado Número 1 de Gijón, Carolina Montero, que decretó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza al descartar que padeciera un trastorno significativo. La presunta parricida tampoco acudió en el pasado a los servicios de Salud Mental, aunque sí al médico de Atención Primaria para tratar ciertos problemas mentales considerados por los facultativos como poco graves. Un juez de Segovia reconoció en una sentencia de 2020 que la acusada por este crimen sufrió episodios de estrés agudo y que también acudía al médico por padecer cefaleas que podrían estar motivas por el proceso de divorcio complicado que tuvo con el padre de la menor, Eugenio García.

Noemí Martínez Largo fue detenida la madrugada del domingo al lunes tras ser encontrada por agentes de la Policía Nacional en la cama junto al cadáver de su hija, tal y como desveló La Nueva España. La mujer suministró diferentes fármacos a la menor, de la que perdió el pasado 27 de octubre su guardia y custodia en favor del padre, Eugenio García, tras un larguísimo litigio judicial. Agentes de la Policía Nacional la llevaron al Hospital de Jove debido a que ella también había tomado diferentes fármacos. Se encontraba únicamente aturdida y nunca se llegó a temer por su vida. Tanto fue así que el lunes por la mañana se le dio el alta y se la condujo a los calabozos, donde no dijo ni una sola palabra.

Hace dos días pasó a disposición judicial. La magistrada del Juzgado Número 1, que fue la que estuvo presente en el levantamiento del cadáver, decretó su ingreso en la cárcel de Asturias al descartar que tuviera un trastorno mental grave. De haberlo tenido, la jueza podría haber decretado su ingreso en una unidad de hospitalización psiquiátrica. Algo que no sucedió. La investigada, a su llegada a los juzgados, se mostró, como afirmó su defensa, "en shock, como en una nube". Se acogió a su derecho a no declarar.

Noemí Martínez Largo tampoco tiene un historial severo que lleve a pensar que padece alteraciones psiquiátricas complejas. De hecho, según ha podido saber este periódico, nunca acudió a los servicios de Salud Mental. Sí que fue a diferentes consultas médicas de Atención Primaria para tratarse diferentes problemas mentales. Estos facultativos nunca los juzgaron como graves y solo se le dio un tratamiento habitual consistente en antidepresivos y ansiolíticos, con otros psicofármacos de potencia moderada y en dosis igualmente moderadas. Ella se atribuía este trastorno mental por los problemas que tenía con su pareja.

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