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Juicio

"Pido perdón, no me lo quito de la cabeza", dice el joven que bebido y drogado atropelló y mató a un peatón en Asturias

La acusación particular eleva a 10 años la solicitud de condena

La ambulancia en el lugar del accidente, en una imagen de archivo.

"Pido perdón; no me lo quito de la cabeza a él y a su familia. Esto no se olvida nunca". El joven que, bebido y drogado, atropelló mortalmente a un peatón en la calle de El Muelle de Avilés (Asturias) en marzo 2021 se sentó este lunes en el banquillo de los acusados del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Avilés acusado por la Fiscalía de un delito de homicidio imprudente en concurso con otro de abandono del lugar del accidente, con una solicitud de condena de 8 años de prisión. La acusación particular añade otro delito contra la seguridad vial y eleva la petición a 10 años de cárcel. La defensa esperará a practicar la prueba pericial y a las conclusiones definitivas.

La Fiscalía mantiene que el 26 de marzo de 2021, sobre las 20.15 horas, el acusado, nacido en el año 2000, conducía por la calle de El Muelle de Avilés bajo la influencia de bebidas alcohólicas y el consumo de cocaína. Lo hacía sin control del vehículo y a gran velocidad para la vía, que estaba limitada a 50 kilómetros por hora y atropelló a Francisco Romo, que atravesaba un paso de cebra a la altura del número 14 de la calle. El hombre sufrió lesiones que provocaron su fallecimiento unas horas después del siniestro. El acusado, en ningún momento, y pese a percatarse del atropello, frenó el vehículo ni lo detuvo hasta que llegó al garaje de su domicilio.

"Había frenado antes de llegar al paso de peatones porque pensé que había una persona, pero luego intenté esquivarla y la golpeé", declaró el acusado. "No paré, estaba en shock, bloqueado. Mis acompañantes me decían que parase, pero era como si no me dijeran nada", añadió. También explicó que era de noche, había un andamio en la acera y no se veía bien. Cuando vio a Romo, "giré a la izquierda porque pensé que era la mejor manera para esquivarlo y luego recuperé el control y continué", relató.

El joven relató que se dirigió directamente a su casa y que allí contó lo que había ocurrido y que discutió con su padre. "Yo estaba muy nervioso y lloraba. Y bebí de una botella de whisky que tenía. Mi padre llamó a la policía, que vino a casa". La prueba de alcoholemia arrojó unos resultados de 0,81 miligramos de alcohol por litro de aire espirado (20.59) y de 0,80 a las 21.16. También se le practicó un test de drogas que dio positivo en cocaína. El joven explicó que llevaba "años" consumiendo drogas y bebiendo alcohol, pero que no había bebido antes del accidente. Y añadió que está a tratamiento desde el accidente, "desenganchado", y que tiene trabajo con contrato indefinido.

Al día siguiente, su madre le dijo que el hombre al que había atropellado había muerto, y él se fue a la Comisaría. "Fui a cumplir con mi responsabilidad. Sé que actué mal y estoy arrepentido", afirmó.

Tras el acusado declararon los agentes de la Policía Local que intervinieron en el accidente y en la detención. Coincidieron en que la iluminación era suficiente y que se veía bien el paso de peatones. También que el joven, que iba en el coche con un amigo y su pareja, circulaba a gran velocidad y que no había marcas de frenada, aunque uno de ellos señaló que el abs de los automóviles impide en muchos casos dejar esas huellas.

Los tres agentes relataron que un testigo dijo que había visto un coche negro serigrafiado con letras de vehículo de cortesía de un taller, y que ese mismo coche lo había visto por la mañana aparcado en una zona cercana. La Policía localizó al taller, que facilitó los datos de la persona que tenía el coche.

"Fuimos al Nodo, y al pasar por la calle Avilés vimos a un hombre en la acera muy nervioso hablando por teléfono y que nos miraba. Nos acercamos y nos preguntó si estábamos buscando a un joven que había atropellado a una persona y había huido. Al decirle que sí, dijo que era su padre y ya subimos al domicilio", relató uno de los agentes que practicó la detención. Señaló que el joven estaba muy nervioso, que lloraba, deambulaba, repetía las mismas frases varias veces y presentaba claros síntomas de embriaguez.

Otro de ellos, experto en estupefacientes, señaló que los resultados de la prueba de alcoholemia indicaban que sí había bebido antes del accidente.

Las declaraciones de testigos que estuvieron en el lugar del atropello fueron coincidentes en que vieron un coche negro a gran velocidad, que iba en zig-zag de un carril a otro y que, aunque ninguno vio el impacto, sí oyeron un fuerte golpe y algo que caía del cielo. Luego vieron que era una persona que quedó tendida en el suelo boca abajo. Donde sí hubo alguna contradicción fue con respecto a la iluminación de la zona, si era suficiente o no.

La pareja que iba en el coche con el acusado declararon que no vieron al peatón, sólo sintieron el fuerte golpe. El que iba en el asiento del copiloto afirmó que de repente vio al hombre en el cristal, como si fuera hacia él y que caía por la parte derecha del vehículo. Ambos señalaron que quedaron en shock, que lloraban en el coche, y que le gritaron al conductor que parara, pero que no lo hizo.

La vista oral continuará el miércoles con las testificales de los peritos y la conclusiones de las partes.

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