Mario, de 14 años y vecino del barrio de Casablanca, murió en Zaragoza tras sufrir un accidente mientras circulaba con su patinete. El adolescente fue arrollado por una guagua de la línea 57, que conecta Casablanca con el tranvía. El siniestro mortal tuvo lugar en torno a las 18.15 horas en la confluencia de Vía Ibérica con la calle Argualas cuando el vehículo fue a girar.

Los servicios de emergencias certificaron su fallecimiento en el lugar de los hechos, adonde también se trasladó el equipo Judicial de la Policía Local de Zaragoza que trabaja en el esclarecimiento del siniestro. En este sentido, los agentes están analizando las preferencias semafóricas del cruce, pues ambos circulaban en el mismo sentido y, en el caso de la víctima, lo hacía sin casco por el carril bici. Por su parte, el conductor del bus dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas que se le practicaron.

La conmoción se extendió en el seno del Estadio Miralbueno El Olivar, cuyas instalaciones están muy próximas al lugar del accidente. Allí el joven jugaba al fútbol en el Cadete B del club, inscrito en la categoría de Segunda Cadete en la Real Federación Aragonesa de Fútbol. De hecho, había quedado con un compañero del Cadete A, con el que también compartía colegio, pues ambos estudiaban en el Madre Rosa Molas de la capital aragonesa. El fallecido, que cursaba tercero de la ESO, es hijo de médicos y biznieto del reputado doctor Luis Azúa.

El equipo docente del centro educativo fue conocedor de la tragedia en torno a las 20.30 horas y, por su parte, El Olivar lo hizo conocedor a sus socios a través de los grupos de Whatsapp de padres y entrenadores.

Desde Avanza, la empresa concesionaria del servicio de transporte urbano, también lamentaron profundamente lo sucedido y trasladaron su más sentido pésame a la familia.

En lo que va de año, y contando con esta última víctima, son dos personas las que han perdido la vida a bordo de estos vehículos de movilidad personal en la capital aragonesa. El primero de ellos -R. G. L, de 42 años- falleció el 24 de marzo tras perder el equilibrio y caer sobre la calzada con la mala suerte de golpearse la cabeza en el bordillo de la acera. Una patrulla de la Policía Local, que circulaba por las proximidades, fue testigo del accidente por lo que fueron ellos mismos los que solicitaron la asistencia sanitaria. Fue estabilizado por el grave traumatismo craneoencefálico que había sufrido antes de trasladarlo al Hospital Miguel Servet, donde falleció el día siguiente.