Poco podía imaginar Blanca Santos Martín, cardióloga en su primer año de residencia en el hospital madrileño de La Princesa, que iba a salvar la vida de una mujer mientras disfrutaba de las fiestas patronales de Navalacruz.

Tal y como recoge 'El Mundo', todo comenzó con la llamada de una amiga que le pedía ayuda porque su tía había comenzado a tener un fuerte dolor en el pecho. La cardióloga se trasladó al domicilio y al llegar se dio cuenta de que algo no estaba bien. El dolor que presentaba la mujer era compatible con un infarto.

Rápidamente llamó a la ambulancia local, pero cuando el vehículo llegó a la casa de la mujer los peores presagios de Blanca se hicieron realidad: la ambulancia no estaba equipada con un electrocardiógrafo, un dispositivo que sirve para capta y ampliar la actividad eléctrica del corazón a través de electrodos.

Diagnosticó el infarto con un Apple Watch

Sin pensarlo demasiado la cardióloga buscó una alternativa para salvar la vida de la paciente: el Apple Watch. El suyo no era último modelo y por tanto no tenía electrocardiógrafo, pero el de un familiar, que casualmente también estaba en el pueblo esos días, sí.

Aunque la aplicación no puede detectar infartos, sí notifica si la frecuencia cardiaca permanece por encima o por debajo de un número determinado de latidos por minuto y con ello se puede obtener un diagnóstico claro.

Así fue como la médica observó que la gráfica apuntaba a que estaba ante un infarto. Tras ello solicitó el traslado de la paciente al hospital de Salamanca y no al de Ávila, que estaba más cerca. La razón es que en el centro salmantino podían abrir la arteria bloqueada, un procedimiento que resulta más eficaz que la administración de medicamentos intravenosos.

Sin imaginarlo Blanca terminó salvando la vida a la tía de su amiga, que se recuperó tras varios días ingresada.