«¡Se hizo y ya está; no hay que hablar más nada!». Esta fue una de las frases que el joven Adrián pronunció en voz alta y visiblemente alterado para reconocer los hechos durante la reconstrucción del homicidio de una mujer en el barrio Llanos de Guaza, en Arona, cometido durante la madrugada de este jueves. Adrián, de 21 años de edad, fue detenido como presunto autor de la muerte violenta de una vecina suya, Dácil, de 62 años, a quien presuntamente le clavó en el cuello un objeto punzante.
En el citado trámite de investigación, que empezó poco antes de las 14:00 horas, estuvo presente la autoridad judicial, agentes del Equipo de Delitos contra las Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil (UOPJ), integrantes del Equipo Territorial de la Policía Judicial de Playa de las Américas, personal del Laboratorio de Criminalística del Instituto Armado y dos familiares directos del acusado. En un tono visiblemente alterado, el implicado también afirmó que se había fumado «un porro» antes del suceso.
El homicidio ocurrió en horas de madrugada en el interior de la vivienda de la víctima, una edificación de dos plantas situada en la calle San Silvestre. Dácil llevaba muchos años residiendo en dicho enclave del Sur de Tenerife, aunque supuestamente era natural de la zona de El Pris, en el municipio de Tacoronte, según algunos vecinos.
La alerta a los cuerpos de seguridad por el homicidio se produjo a las 3:30 horas y hasta la zona acudieron en primer lugar guardias civiles de Seguridad Ciudadana, así como miembros de la Policía Local de Arona. Supuestamente, una persona que reside en dicha calle escuchó los gritos y el violento ataque en la casa de la afectada. Y segundos después vio que el ahora apresado saltó el muro que separa la terraza de dicha vivienda de la vía pública. Después, el ahora acusado se sentó en la calle a esperar a las fuerzas de seguridad.
Según algunas fuentes, la madre y un hermano del implicado trataron de reanimar o mantener con vida a la víctima, pero sin éxito. Supuestamente, la víctima sufrió la agresión cuando estaba dormida. Recibió varias heridas en el cuello. Si se confirma esta hipótesis podría tratarse de un asesinato, puesto que la mujer no tuvo opción alguna de defensa.
A primeras horas de la tarde de ayer, Adrián salió de la reconstrucción de los hechos con el rostro y la parte superior del cuerpo tapados por una toalla. Según diversas fuentes, se trata de un joven con antecedentes por problemas psiquiátricos y que muestra comportamientos violentos a raíz del consumo de estupefacientes.
Sus padres estaban muy afectados después de que finalizara el trámite de investigación ya citado. Explicaron que el carácter de su hijo cambió, de forma considerable, tras empezar a consumir droga. De hecho, su progenitor se hallaba tan nervioso que dejó que fuera un abuelo del ahora acusado quien condujera su vehículo.
Vecinos de la zona explicaron que Adrián tenía, en los últimos años, un comportamiento agresivo y violento, así como que protagonizó enfrentamientos y peleas con sus propios familiares. Una mujer señaló que «se veía venir que algún día iba a ocurrir algo así». Y, supuestamente, el hoy arrestado también llegó a tener algunos enfrentamientos con dos hijos de la víctima. Ambos jóvenes, según algunas fuentes consultadas, han sido arrestados en alguna ocasión por su presunta vinculación con la distribución de sustancias estupefacientes al menudeo. Hace alrededor de un año fueron detenidos por la Policía Nacional.
Uno de ellos se mostró muy alterado al llegar al lugar de los hechos, pues se sentía muy unido a su madre. La vivienda del presunto autor del homicidio está frente a la casa de la mujer fallecida. En este último domicilio, guardias civiles del Laboratorio de Criminalística pasaron varias horas para realizar la inspección ocular, el informe fotográfico y la toma de huellas.
Además, registraron una especie de solar vallado con un muro de bloques que está situado en la misma calle San Silvestre, a corta distancia del inmueble en el que se produjo la muerte violenta, supuestamente para buscar el arma utilizada en los hechos.
El homicidio de ayer se produjo a unos 150 metros de otra vivienda de Llanos de Guaza en la que, hace más de tres años y medio, en la madrugada del 23 de marzo del 2018, otro joven, Ricardo Ortega, asesinó a sus padres adoptivos, Antonio y Carmen Nola, así como a su abuelo, Luciano M., después de mantener serias desavenencias con los dos primeros. El pasado 23 de julio, el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias informó de que la Sala II del Tribunal Supremo ratificó su condena de prisión permanente revisable y otros 42 años de cárcel por las citadas muertes violentas.
