Los operarios del vertedero Ecoparque Gran Canaria Sur de Juan Grande hallaron a primera hora de la mañana del jueves el cadáver de un hombre, identificado con el nombre de Raúl, de unos 40 años, sintecho y que se dedicaba a aparcar coches en la zona del ambulatorio teldense de San Gregorio, cuando realizaban la clasificación de la basura. El cuerpo, en principio, no presentaba signos de violencia y las primeras hipótesis apuntan a que se podría tratar de una muerte natural o accidental al caer en el camión de basura cuando dormía en un contenedor de los barrios de Las Remudas, San Juan o en la calle Cánovas del Castillo. La Policía Nacional está a la espera de los resultados de la autopsia para conocer las causas de la muerte y dirigir así las pesquisas.

Los trabajadores del servicio de limpieza municipal comenzaron a las cuatro de la madrugada la ruta Las Remudas, San Juan y la calle Cánovas del Castillo, tras la cual habían acudido al Ecoparque para descargar los desechos. El cadáver pasó varios de los procesos selectivos hasta que en la cinta donde se dividen los residuos uno de los operarios se percató de la presencia del cuerpo. Sobre las siete menos cuarto de la mañana, los trabajadores del EcoParque dieron aviso a la Comisaría de la Policía Nacional en Maspalomas. Varias patrullas acudieron de inmediato a Juan Grande, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, para iniciar una investigación, según indicaron las fuentes consultadas.

El hombre se encontraba en un principio sin identificación, pero en cuestión de horas los agentes de la Brigada de Homicidios consiguieron ponerle nombre: Raúl, un vecino de Jinámar que se dedicaba a aparcar coches en la zona del ambulatorio de San Gregorio y cuya familia procede del norte de Gran Canaria.

La primera inspección del cuerpo señalaba que, en principio, no tenía signos de violencia, por lo que la investigación apunta a una posible muerte accidental o natural. También se trata de determinar en qué contenedor se encontraba y si estaba durmiendo cuando pasó el camión de la basura. Una de las hipótesis es que estuviera en Las Remudas, barrio al que iba durante las tardes-noche después de pasar el día indicando a los conductores dónde estacionar su vehículo en las proximidades del centro de salud de San Gregorio. El chófer del transporte no se percató de la presencia del indigente al cargar los depósitos de manera automática desde un lateral del vehículo.

La trabajadora de un comercio de este barrio indicó que Raúl era una persona afable, que prácticamente todas las tardes aparecía para pedir algo de comer después de pasar todo el día en el casco urbano teldense.  En algunas ocasiones lo vieron dormir en la parada de guaguas que está frente a un supermercado si no tenía con quien subir a la ciudad.

Otro de los vecinos apuntó que Raúl era muy conocido y querido entre los puesteros del Mercado de Telde, adonde solía acudir por las mañanas a solicitar algo de comida. «Es un chiquillo noble», apostilló. «Se ve que anoche debió de pasar frío y se metió en el contenedor», agregó.