En su DNI pone que se llama María Gertrudis, pero en el Centro de Mayores de Telde todo el mundo la conoce como «Sara». La mujer de 86 años que en la tarde de ayer fue asesinada por su nieto era una persona «luchadora» y muy querida por su labor siempre altruista hacia los demás, apuntan sus amigos.

Los miembros del Centro de Mayores de Telde se mostraban ayer en estado de shock al conocer el trágico final de María Gertrudis, la mujer de 86 años que ayer fue asesinada por su propio nieto en el interior de su vivienda en el barrio de Jinámar. «Era una luchadora nata, sacando adelante» a sus seis hijos y a sus nietos, apuntó Salvador, director de la rondalla Gran Faycán donde la fallecida formaba los coros y la murga Tutti Frutti, a la que también pertenecía. «Estamos destrozados, nos hemos quedado de piedra», admitió Pino González Hernández, coordinadora del centro donde Sara, como ellos la conocían, estuvo involucrada durante décadas.

Esta vecina del Lomo de las Brujas había trabajado en la cocina del Hospital Insular y también había hecho lo propio en el citado centro teldense. «Tenía unas manos para la cocina increíbles», señaló ayer apenada Pino González, quien recordaba los callos que cocinaba. «No había otra como ella», apuntó Así estuvo durante un tiempo alegrando las comidas de los más mayores del municipio, donde también se integró en las diferentes bandas de música.

No obstante, su carácter era «muy alegre, humana y cariñosa», describe González. «Era muy buena con sus hijos, pero también con todas las personas aunque no fueran sus familiares». En este sentido también se pronunció Salvador, quien la definió como una «luchadora nata». «No se merecía esto», apostilló.

Ese cariño que profesaba a su familia lo demostró con el nieto que, presuntamente, acabó con su vida. Pese a los problemas que Kike tenía, relacionados supuestamente con el consumo de drogas, María Gertrudis quiso seguir acogiéndolo en la casa de Jinámar donde lo crio.

El ahora detenido estuvo una época viviendo en Fuerteventura, pero sus continuos problemas con la justicia le llevaron a ingresar en prisión en varias ocasiones. La última de ellas finalizó el pasado 29 de diciembre, cuando consiguió la libertad para así celebrar el Año Nuevo junto a su familia. Y entonces la fallecida no dudó en volver a darle una cama y comida en Lomo de las Brujas pese a las advertencias de otros familiares. Unas advertencias que desoyó para intentar ayudar a su nieto.