Enrique José R. C., acusado de matar a su abuela en su domicilio de la calle Lomo de las Brujas (Jinámar) el pasado martes, fue ingresado ayer en la unidad de estancia breve psiquiátrica del Hospital Insular de Gran Canaria. Las autoridades judiciales esclarecieron que el joven de 33 años, que debía prestar declaración por el presunto crimen cometido, presentaba graves problemas de salud mental.

Fuentes cercanas a la investigación han afirmado que Enrique, apodado en el barrio como Kike el Peluquero, no había tomado la medicación que tenía recetada para controlar sus brotes psicóticos en la jornada en la que acuchilló a su familiar, Sara Mújica (usuaria habitual del centro de mayores de Telde). En el momento en que fue detenido se encontraba en un estado de pleno nerviosismo, en el que ha permanecido hasta el momento.

Por esta razón el interrogatorio ha sido pospuesto al sábado 23 de abril por la tarde, a la espera de que estos días pueda estabilizarse en el centro sanitario. Tras realizar una exploración forense y un informe, las autoridades competentes han acordado prorrogar su detención. La investigación continúa así abierta por un presunto caso de homicidio, aunque esta calificación podría cambiar.

Cabe recordar que el presunto autor fue uno de los dos heridos en el tiroteo que se produjo el Viernes Santo frente a su bloque residencial, iniciado por un joven de 24 años y su padre debido a una riña que mantenían con una banda de tráfico de drogas del barrio de Lomo Cementerio. Su mano recibió el impacto de varios perdigones durante el suceso, por lo que tuvo que ser trasladado con urgencia en ambulancia al hospital.

Los vecinos que le conocían creen que este suceso le generó mucho agobio y estrés y defienden que no era una persona violenta. Sin embargo, según fuentes policiales contaba con una decena de antecedentes. Entre estos, fue detenido y encarcelado por agredir con martillo a su exnovia, con la que vivía en la isla de Fuerteventura, en el municipio de Antigua.

Enrique, que cometió esta agresión tras una discusión hace cinco años, aún cuenta con una orden de alejamiento de la víctima. No es el único hecho por el que se le acusó. En la misma isla se le acusó de lanzar piedras contra la cristalera de la peluquería donde trabajaba. Las personas que le conocieron allí afirmaban que era una persona problemática. También cuenta con detenciones por tráfico y posesión de sustancias estupefacientes y por posesión de armas.

En Jinámar, su barrio natal, se dedicaba a cortar el pelo a sus vecinos y conocidos en su domicilio o en la propia calle. Su intención era abrir su propio negocio.