Bernardo del Toro González, un conocido vecino de La Aldea de San Nicolás, volvió a nacer el pasado 25 de febrero tras sufrir un brutal accidente cuando circulaba con su moto por la carretera de La Aldea (GC-200) a la altura del Risco de Faneque, en el municipio grancanario de Agaete. Tiene 63 años.

Regresaba a La Aldea sobre las seis de la tarde tras realizar unas gestiones en Las Palmas de Gran Canaria y de repente se encontró con una piedra en el asfalto en una curva. Al intentar sortear la roca tuvo tan mala suerte que colisionó contra un vehículo al que no pudo esquivar, relata Bernardo desde el Hospital Vithas Las Palmas (antigua Clínica Santa Catalina), donde permanece ingresado tras estar internado durante dos meses en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

La información que publicaron los medios de comunicación sobre aquel aparatoso accidente recogía que Bernardo sufrió la amputación de una de sus piernas como consecuencia del impacto, pero nada más lejos de la realidad.

Bernardo del Toro González.

Bernardo del Toro González. LP/DLP

“Mi pierna no estaba perdida, sino torcida para atrás cuando me hicieron el torniquete”, aclara Bernardo tres meses después de tan trágica experiencia. Una fotografía difundida por grupos de Whatsap en la que se veía el momento en el que estaba siendo atendido por los sanitarios sobre la vía refleja cómo a la altura de su rodilla izquierda no se ve la continuación de ese miembro inferior, por lo que todo hizo pensar en lo peor: la amputación de la pierna. De ahí que, según Bernardo, surgiera la confusión. “Según esa imagen parece que la pierna no está, pero la misma estaba hacia atrás. Tuve que llamar a mi familia para comentarles que no era cierto que la había perdido en el accidente. Si me hubiera seccionado la pierna, se hubiera notado”, precisa.

Su mayor deseo es regresar a su pueblo después de tres meses ingresado, pero aún deben ponerle una prótesis y recibir sesiones de rehabilitación

Bernardo se recupera de sus heridas en el Hospital Vithas Las Palmas, donde lleva un mes ingresado. “Me pusieron un artilugio en la pierna”. Está a la espera de ser atendido de nuevo en consulta en el Hospital Doctor Negrín, aunque reconoce que está “frito” por regresar a La Aldea. Ese es su mayor deseo. “En mi vida he estado tres meses fuera de La Aldea”, asegura.

Sin embargo, aún está pendiente de que le pongan una prótesis en la rodilla y de sesiones de rehabilitación.

"Muchachos, llámenme al helicóptero"

“Tras darme el leñazo y antes de perder el conocimiento lo único que recuerdo fue que dije ‘Muchachos, llámenme al helicóptero’. No me acuerdo de nada más”, señala. Reconoce que “gracias a que pasaba por el lugar del accidente un médico de La Aldea que había acabado el turno, me hizo el torniquete. Si no, no estaríamos hablando ahora. Esa es la realidad. Luego llegó la ambulancia y el helicóptero me trasladó al Negrín. Es lo que me contaron”.

Conocido en su pueblo como Bernardo El Lechero porque en su día se dedicaba a recoger la leche de distintas ganaderías de La Aldea, en el momento en el que sufrió el accidente se encontraba al paro tras trabajar de pintor durante un tiempo para el Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás. De niño, a la edad de diez años, su padre lo levantaba a las tres de la madrugada a repartir pan, rememora.

Bernardo tiene dos hijas y un hijo y es abuelo de tres nietas. “Me vienen a ver y me dan mucho ánimo”, agradece.

Aficionado de la Unión Deportiva Las Palmas, equipo en el que juega su sobrino Benito Ramírez del Toro, conocido como Benito, reconoce entre risas que le dijo que “como no le ganen al Oviedo, ni aparezcas por La Aldea”, en referencia al partido disputado la pasada semana en el Estadio de Gran Canaria con victoria local (2-1).

“El equipo ha llegado a donde no creía y esperamos que siga esa buena racha para que juegue el playoff y suba a Primera División. Ojalá lo consigan”, desea Bernardo, a la vez que confía en que le den más tiempo de juego a su sobrino en el partido de este domingo ante el Real Sporting de Gijón en El Molinón. “Entre él y Jonathan Viera ponen el equipo en marcha”, sentencia.