Más sombras que luces en el accidente de la joven grancanaria Elena Navarro Hernández

En julio de 2022 la joven conducía un coche que fue arrollado por un tren en Andalucía

Más sombras que luces en el accidente de la joven grancanaria Elena Navarro Hernández

Más sombras que luces en el accidente de la joven grancanaria Elena Navarro Hernández

Conchi Hernández Guerra

El 21 de julio de 2022 falleció mi hija Elena Navarro Hernández en un trágico accidente ferroviario en el km 158 de la carretera A-7077 en la zona de Vega Melilla del municipio de Álora, provincia de Málaga. Concretamente, en un paso a nivel sin barreras, alrededor de las 21:30 horas, fue arrollado por un tren el coche que conducía cuando iba a visitar a una amiga.

Desde entonces son varias las incógnitas sin resolver debido a la falta de información que se nos ha ofrecido por parte de los diferentes organismos. Les pongo, primero, en antecedentes.

El 25 de julio de 2022 el periódico La Provincia en su sección digital Caso Abierto informa de que el alcalde de Álora, Francisco Martínez, lleva tiempo solicitando que se instalen barreras pero que dicho paso a nivel cuenta con “bastante visibilidad”. Contrario a esto, el periodista David Fernández en el diario NIUS comenta que “sabíamos que podía pasar” debido a su “nula visibilidad”. Los familiares de Elena hemos estado en el lugar exacto del siniestro y, ante nuestro asombro, vemos que el paso a nivel sin barreras cuenta con un semáforo torcido y cubierto con una capa de polvo de hace más de cincuenta años detrás de una curva cerrada con una distancia de menos de ciento cincuenta metros entre la curva y dicho paso a nivel, en donde los trenes pasan a 100 km/h. Si esto fuera poco, entre el paso a nivel y la curva hay una casa a escaso metro y medio de las vías que impide completamente la visibilidad de esos 150 metros que separan la curva de dicho paso. Antonio, un vecino de la localidad, afirma en la prensa que “hay estudios para eliminar este paso a nivel, pero el dinero se habrá perdido.”

Al respecto, he llevado a cabo algunas pesquisas y descubro que en el año 2005, la Ministra socialista de Fomento, Magdalena Álvarez, presentó el Plan de Seguridad en pasos a nivel y ya en el año 2006 el Ministerio de Fomento adjudicó a la empresa Grusamar Ingeniería y Consulting S.L. la redacción de los proyectos de supresión de seis pasos a nivel en la línea Córdoba-Málaga, entre los que se encontraba incluido el paso a nivel donde falleció Elena.

De hecho, en abril de 2009, con gobierno socialista, ADIF incoa un expediente expropiatorio para disponer de los terrenos necesarios para la ejecución de las obras necesarias para la supresión del paso a nivel 158,165 de la línea ferroviaria Córdoba-Málaga, donde falleció mi hija. Ya se afirmaba en esas fechas que el proyecto básico había sido debidamente aprobado y se señaló mayo como fecha para las actas previas de ocupación. ¿Qué ha pasado con este dinero? Hablamos de más de seis millones de euros ¿Por qué no se terminaron las obras?

Al respecto, he solicitado a través del Portal de Transparencia del Gobierno de España información sobre el Decreto que dictaba que esos terrenos y algunas casas se iban a expropiar en 2009 para eliminar estos pasos a nivel y la respuesta que me ofrecen es que “dicho estudio se encuentra en la actualidad en fase de elaboración y revisión”, (¡después de más de doce años!), además de agregar un plano en donde afirman que la vivienda no pertenece a ADIF sino al Ayuntamiento de Álora.

Volviendo al accidente, el caso se intentó cerrar con la declaración del maquinista del tren diciendo que el coche estaba en medio de la vía y nada pudo hacer para evitar el fatal desenlace. A pesar de esta afirmación tan poco objetiva, el equipo de atestados de Antequera no realizó ningún informe pericial la madrugada del 22 de julio cuando se personaron. Ante las protestas de amigas y compañeros de mi hija por dicha afirmación del maquinista, el equipo se volvió a desplazar al lugar del accidente… ¡el 25 de julio! Es decir, cuatro días después del siniestro. Además, según nos comentó la Benemérita, el día del accidente no se realizó la prueba de alcoholemia ni al maquinista ni a la fallecida, como es prescriptivo. Por si fuera poco, la Guardia Civil nos aseguró que en un mes recibiríamos el informe pericial y nueve meses después aún lo estamos esperando.

A nivel personal, quiero destacar que los padres y hermana de Elena no recibimos en los días que pasamos en Málaga para arreglar los trámites ni un triste pésame del alcalde de la localidad. Literalmente, se escondió de nosotros. Además, el representante superior de la Guardia Civil que nos iba a entregar los efectos personales de mi hija cuando sucedió el accidente no tuvo la deferencia de esperarnos a la hora citada y “salió a tomar un café”; nos los entregó un subalterno en un sobre de plástico a través de una ventanilla con reja. En momentos tan duros para nosotros, recibimos nula asistencia, información o asesoramiento en Málaga. Ninguna administración nos ofreció ayuda sobre dónde y cómo desplazarnos. El Instituto de Medicina Legal nos prohibió reconocer y despedirnos de nuestra hija, a pesar de que esa era nuestra voluntad, asumiendo el duro trance que implica.

Lamentablemente, el 31 de diciembre de 2022 tuvo lugar un suceso similar: el arrollamiento de un vehículo en un paso a nivel sin barreras en Fondarella (Lérida) con el resultado del fallecimiento del conductor. La diferencia es que en este caso Protección Civil activó en fase de alerta el plan Ferrocat; es decir, el Plan de emergencias en transporte de viajeros por ferrocarril para identificar las deficiencias ferroviarias; y los Mossos abrieron de inmediato una investigación para esclarecer las circunstancias del accidente.

En el caso de mi hija no tenemos constancia de que se haya llevado a cabo un plan de emergencias ni que la guardia civil haya abierto una investigación. Puede que la razón esté en que mi hija no era vecina del lugar o porque los canarios somos ciudadanos de segunda. No sólo nos dejan fuera de la subvención del transporte ferroviario, sino que nuestros accidentados no merecen ninguna atención.

Al dolor que sentimos por la pérdida de nuestra querida hija se va uniendo con el paso de los meses a la indignación por el trato recibido: tanto por ella, en su derecho a que se esclarezca la verdad de las circunstancias y posibles negligencias; como su familia, por la falta de humanidad y profesionalidad de los agentes implicados. Y además, con este esclarecimiento lo que deseamos es que estos trágicos accidentes puedan evitarse y no vuelvan a ocurrir.

Conchi Hernández Guerra . Madre de Elena Navarro Hernández